La deuda oculta detectada ya en Pescanova amenaza con dejar al grupo en una situación de quiebra tíécnica. Los 1.408 millones aflorados en una primera aproximación por la firma auditora, BDO, superan el patrimonio neto de la compañía a 30 de septiembre, cifrado en 756 millones. Pero la fotografía dista mucho de estar completa. Primero, porque los auditores aún no han tenido acceso a toda la documentación y temen que haya más deuda oculta, y segundo, porque junto a la deuda tambiíén puede haber activos no declarados por la compañía, con lo que el agujero sería inferior al volumen de deuda aflorada.
La banca y los auditores han llegado a la conclusión de que Pescanova escondía a travíés de sociedades pantalla participaciones en algunas filiales en el extranjero, de forma que solo declaraba una participación minoritaria para no incluir la deuda en su pasivo consolidado. Junto a ello, sospechan de operaciones de críédito documentario (utilizado en el comercio internacional) no declaradas que tambiíén engordarían el pasivo. Pero ni la auditora de Pescanova (BDO) ni la nombrada por los bancos (KPMG) han podido acceder a toda la documentación.
La existencia de operaciones y participaciones sin registrar en los libros deja en papel mojado el informe previo a la auditoría remitido por BDO al consejo de administración el pasado 26 de febrero. En íél, dos días antes de que estallase la crisis, el auditor mostraba su disposición a dar “informes de auditoría favorable†sobre las cuentas tanto individuales como consolidadas de Pescanova, y preveía lo mismo para las filiales españolas y extranjeras. BDO afirmaba haber “completado sustancialmente†los trabajos de auditoría, sin que se “desprendan incidenciasâ€. Solo estaba a la espera de documentación soporte que consideraba “no significativaâ€, entre ella “actas de sociedades del grupo†y el “detalle de ciertas conciliaciones intercompañíaâ€. BDO sí hacía comentarios sobre las píérdidas por siniestros en Acuinova Portugal, por las que Pescanova activó indemnizaciones pendientes de fijarse por 49 millones, y sobre un cambio de criterio en la valoración del salmón, con un impacto de 34 millones en reservas.
Pero todo eso saltó por los aires cuando la empresa decidió no presentar las cuentas, primero, y admitió la existencia de deuda oculta, despuíés. Sin cuentas, no podía haber informe del auditor y tras conocer la ocultación de deuda, todo ha cambiado.
La empresa ultima su demanda contra BDO, que planea presentar hoy o mañana en los juzgados. Al tiempo, ha decidido presentar el concurso de acreedores e intentar revocar el mandato del auditor, aunque eso no podrá hacerlo sin el visto bueno del juez.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores pidió el viernes explicaciones a la compañía sobre esas decisiones y la empresa tendrá que darlas en contestación al nuevo ultimátum dado por el supervisor a la compañía bajo la amenaza de sanciones, que vence este viernes.
PwC y Deloitte son las favoritas para investigar posibles fraudes o irregularidades en la compañía en una auditoría especial encargada por la propia empresa. Además, Pescanova ha contratado a CMS Albiñana y Suárez de Lezo y tambiíén a Lener, firma especializada en concursos de acreedores. La solicitud de concurso de la matriz, Pescanova, irá produciendo un efecto contagio sobre las filiales que ya ha comenzado. Pescafina, la filial de comercio mayorista adquirida en 2000 tras la crisis del grupo Transáfrica, ya se ha acogido al preconcurso de acreedores, con lo que tiene cuatro meses para presentar el concurso. El hecho de que algunas filiales aún no estíén en concurso mientras la matriz sí lo está, concede un margen de maniobra extra a la dirección del grupo, algunas de cuyas acciones parecían estar preparando este escenario desde hace semanas.