España camina hacia la recesión de 1993
Publicado en Expansión
Todos los síntomas apuntan ahora a una crisis tan fuerte como la previa a la última recesión. El segundo semestre de 1992, la antesala a la ‘catástrofe’, es demasiado similar al escenario actual. Abrir la caja del díéficit ha puesto la puntilla a las serias complicaciones.
Nadie, ni siquiera el Gobierno, tiene duda ya de que España vive una de las peores crisis de su historia reciente. Los ingredientes son más que indigestos para un país que ha basado su fuerte dinamismo en una sola receta: la expansión del críédito, el consumo interno y la inversión empresarial.
Con un volumen de deuda ríécord frente al exterior, el pinchazo inmobiliario se ha topado de frente con la crisis de liquidez internacional y con un shock energíético que ha aupado el barril de petróleo hasta barreras impensables. Ahora, todos los datos se asoman a la etapa previa a la recesión de 1993.
El vicepresidente Solbes, que hasta hace poco llamaba a este cóctel “desaceleraciónâ€, reconoce ahora que es “la crisis más compleja†de la historia reciente. “No llegaremos a recesión en ningún casoâ€, afirmaba el 24 de julio. Diez días despuíés, cambio de tercio: “Nunca se puede descartar nadaâ€.
Lo cierto es que desde la última recesión de 1993, España no sufría crecimientos tan raquíticos, un aumento del paro tan acusado o un parón del consumo y la producción tan acelerado, si bien siempre hay que tener en cuenta que, respecto a aquella situación, España está ahora en el euro, hay más población activa y unas entidades bancarias solventes.
El Gobierno prevíé un avance del PIB del 1,6% para este año y del 1% para el próximo. En tasas intertrimestrales, la economía ya se ha estancado, con un tímido registro del 0,1%. Solbes trabaja con previsiones “cercanas a cero†para los próximos meses. ¿Y en 2009? El Gobierno advierte de que el PIB “tocará fondoâ€. Una sola frase que lo dice todo.
El Banco de España matiza. Cree que todo apunta a una “continuación de este proceso, dependiendo del alcance del ajuste del empleo†y de la evolución del resto de la economía internacional. El mercado laboral no ofrece alternativas. En un año, ha sumado casi medio millón de parados. Y para 2009, se espera una destrucción neta de empleo, que elevará el desempleo hasta el 12,5%.
Tíécnicamente, un país entra en recesión cuando encadena dos o más trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Aunque la crisis actual tiene un componente especialmente peligroso.
La inflación será una de las principales barreras para superar el bache económico. A pesar del derrumbe del consumo interno, la oferta no está respondiendo con una bajada de los precios. La tensión de mercado energíético se está trasladando peligrosamente a los costes de producción y al precio final de los bienes de consumo.
El paro no encuentra la cima
El verano no ha dado tregua a la radical desaceleración del empleo. En julio –último mes sobre el que existen datos en los Servicios Públicos de Empleo– 36.400 personas perdieron su trabajo, con lo que la hemorragia del paro afecta ya a 2.426.916 personas, un dato que supera los niveles alcanzados en los meses previos a la recesión de los noventa.
En concreto, el volumen de parados medidos en julio sumó los 2,1 millones. Los expertos advierten de que al ajuste del empleo, forzado por el fin del boom inmobiliario, aún le queda recorrido. La previsión de AFI es que la tasa de paro, medida en tíérminos de EPA, repuntará desde el 10,4% actual hasta el 12,5% este mismo año, un pronóstico que el Gobierno espera que se cumpla en 2009.
Aunque en la recesión de los noventa, la tasa de desempleo rondó el 20%, los tíécnicos advierten de que la rapidez con la que se está deteriorando el empleo –en el último año se destruyeron 140.000 puestos de trabajo– invita a permanecer con los pies en la tierra.
Los perores augurios vienen de la mano de dos cifras: la tasa de actividad (cercana al 60%) se encuentra en máximos históricos, debido a que sigue creciendo la población, especialmente extranjera, que busca un empleo. A la vez, que la creación de empleo está en tasas negativas (-0,5%).
El ‘agujero’ de las cuentas públicas
Aunque todavía está lejos de registrar un díéficit tan contundente como el de los años noventa, la economía española ha abandonado el superávit al que tanto le costó llegar. De todos modos, tal como destacaron en el Ministerio de Economía, la reforma estadística que se realizó en 1995 dificulta las comparaciones entre ejercicios.
En cualquier caso, la necesidad de financiación de la que hacía gala el Estado en la etapa previa a la recesión era de 10.154 millones de euros. El agujero que presentó el ministro Pedro Solbes el mes pasado era de 4.700 millones de euros.
De todos modos, muchos han sido los analistas que han avisado de que, una vez se ha abierto la puerta al díéficit, es mucho más difícil de controlar el gasto y la inercia es la de ahondar en la herida. í‰sta es la opinión, por ejemplo, del Instituto de Estudios Económicos, que alertan de la repercusión que estos datos tendrán en la competitividad del país, recordando el lastre que el díéficit fue a lo largo de los años noventa.
De hecho, será complejo que la economía española vuelva al superávit con la importante caída que se esta registrando este año en los ingresos. La crisis de la construcción, como ya pasó en los años noventa, supone un lastre, dada la excesiva dependencia que sufren algunas administraciones. Sólo en 2008 se dejarán de recaudar 3.300 millones.