Hay un duelo en Barcelona, pero no en el 'OK Corral', sino en La Seda. Por un lado, Anchorage, que es lo que se denomina en jerga financiera un fondo 'buitre', un instrumento inversor que busca las mejores oportunidades a precio de derribo. Por el otro, Caixa Geral, liderando el bando de los portugueses. Lo curioso del caso es que Caixa Geral, caja de capital público luso, está teniendo un comportamiento tan 'buitre' o más que sus opositores.
Fuentes financieras explican que en la reunión del críédito sindicado del pasado viernes ni Caixa Geral ni Anchorage votaron a favor de la refinanciación. Su abstención no debe confundir, Caixa Geral está de un lado y Anchorage del opuesto. Pero el que ambos no voten puede leerse como parte de la gestualidad de la tensa partida de póquer que están jugando los dos grupos.
Anchorage ha conseguido el apoyo del consejo de administración y de su actual presidente Josíé Luis Morlanes, que junto con la mayoría del consejo no quieren ir a concurso de acreedores. Anchorage controla el 37% del críédito sindicado de 230 millones de La Seda. Pero hace falta que el 75% del sindicado vote a favor de la refinanciación, que supone, en parte, convertir deuda en capital. Y Caixa Geral tiene la llave para cerrar un acuerdo. Fuentes de La Seda y de Anchorage han declinado hacer declaraciones sobre el tema.
Caixa Geral no está sola. Trabaja de manera coordinada con el banco portuguíés BCP. Caixa Geral tiene el 15% del sindicado y BCP el 10%. Juntos suman el 25% y, por ello, sin ambos no hay acuerdo. Para colmo, cuenta con el apoyo de BA Vidrio, el socio de referencia de La Seda, con el 20% el capital. El presidente de BA Vidrio, el tambiíén portuguíés Carlos Moreira, quiere que la empresa vaya a concurso de acreedores. Así lo propuso el pasado 11 de abril y luego el 26 de ese mismo mes. A partir de entonces, tiene hasta el 31 de mayo para refinanciar el críédito sindicado.
Fuentes financieras explican que no está claro por quíé Caixa Geral apoya los planes de Moreira de ir a concurso. Caixa Geral tiene comprometidos 500 millones de euros de críéditos al grupo La Seda, y en caso de concurso de acreedores el juez podría calificar esta deuda como subordinada, es decir, no preferente, al ser la caja lusa tambiíén accionista de La Seda con el 15% del capital.
Razones ocultas
Con más del equivalente del 6% de sus recursos propios comprometido en críéditos a La Seda, no se entiende que Caixa Geral apueste por el concurso de acreedores. En algunos ámbitos se interpreta que Caixa Geral y BCP están buscando hacerse a precio de saldo con el 41% que todavía tiene La Seda en la planta de Artlant PTA en Sines, Portugal. Esta factoría, la más moderna de Europa en la fabricación de PET –plástico para envases– se encuentra a pleno funcionamiento y es el principal activo industrial del grupo. Esto sería rentable si Caixa Geral tuviera provisionado ya todo su riesgo en el grupo químico español.
Pero ni siquiera esto es seguro en un proceso concursal lleno de incertidumbres. BA Vidrio, por ejemplo, podría intentar pujar por el resto de activos vinculados a los envases de La Seda en vez de diluir su paquete cuando se capitalice una parte de la deuda.
Anchorage prefiere la continuidad
Por su parte, el fondo Anchorage prefiere la continuidad por entender que será menos costosa para accionistas y acreedores. Por ello, ha mejorado su oferta. Anchorage se ha comprometido a ampliar capital en 40 millones –no 30 millones, como antes– con un críédito supersenior tipo bullet, es decir, que se amortiza de golpe al final, principal más intereses. En este caso, lo que ofrece Anchorage para este príéstamo es un plazo de ocho años y tres meses, avalado con acciones.
En la recapitalización, Anchorage será el nuevo socio de referencia, pero se compromete a no tomar más del 27% y a mantener la sede en España y la empresa como cotizada en el mercado continuo.
Este compromiso por La Seda de Barcelona se ha formalizado en una reciente reunión de representantes del fondo con el conseller de Empresa y Empleo de la Generalitat, Felip Puig. Pero la clave es financiera y no política. Y esta semana será determinante para el futuro de un grupo en el que trabajan 2.000 personas