Por... JORGE BARRIENTOS MARíN
Hace unos días algunos estudiantes me preguntaron por quíé puse en twitter la frase: "It doesn’t the exchange rate stupid, is the (factorial) productivity ", contestíé que parafraseaba a James Carville, quien acuñó en la campaña presidencial de Bill Clinton en 1992 la frase: "It’s the economy stupid ", y añadí que lo hice en referencia a exóticos titulares de prensa que afirmaban que 1.900 pesos por dólar era el tipo de cambio equilibrio, valor al que jocosamente llamaban dólar-Cárdenas.
La pregunta natural a continuación fue por quíé descreía en que tal valor fuera de equilibrio. Mi respuesta en lo que sigue. Se supone que Colombia es una economía cuyo tipo de cambio flota y, de hecho constitucionalmente el único objetivo del Banco de la República es proteger la capacidad adquisitiva de la moneda, lo que significa principalmente controlar la inflación. Aunque el Banco Central tiene tareas de estabilización de la economía, con la tasa de interíés como instrumento monetario por excelencia para lograr ambos objetivos, es la inflación el objetivo.
Pero más allá de la Constitución y la Ley, existen aspectos tíécnicos que impiden la existencia de un dólar de equilibrio de mediano o largo plazo. Para empezar, el tipo de cambio, o precio del dólar (o cualquier otra), es una serie de datos (estadísticos) de alta frecuencia, pues se tiene un precio diario (aunque su medición es horaria), estos datos suelen tener tendencias aleatorias que las hacen imposible de predecir, de modo que si existiera tal "equilibrio" ese precio podría pronosticarse y de paso hacer a muchos millonarios con facilidad y sin los riesgos de la especulación.
De otro lado, el precio del peso frente al dólar se ha deteriorado en gran parte por causas externas, pues Ben Bernanke (gobernador de la Reserva Federal) anunció la semana pasada que la estrategia de relación cuantitativa (Q3) quizá estaba llegando a su fin, lo que fortalece la posición del dólar, no solo frente al peso colombiano sino frente a otras monedas de países emergentes donde el fenómeno de la revaluación ha sido recientemente evidente. Así las cosas, sería más preciso llamar al tipo de cambio de los últimos días el dólar-Bernanke, pues esa causa externa ha tenido mucho que ver en el comportamiento local de la divisa.
Respecto a la frase a la que aluden mis alumnos, he de decir que en el país durante mucho tiempo se ha usado el tipo de cambio como instrumento de competitividad de las empresas exportadoras, una estrategia francamente cuestionable. Una economía debe lograr la competitividad vía incrementos en la productividad de los factores, lo que se vería reflejado en los precios de los productos (tanto para exportar como para consumo interno). De modo que la productividad factorial es el instrumento de competitividad más efectivo para lograr el crecimiento de las exportaciones (y el económico) y de paso combatir la inflación.
Aunque algunos insisten neciamente que incluso 1.900 son todavía muy pocos pesos por dólar, este valor, a mi juicio, no debe ser sostenible demasiado tiempo. Así que íética y profesionalmente es una falacia hablar de que existe un dólar de equilibrio. Ahora, si por dólar de equilibrio quieren referirse al valor del tipo de cambio que equilibra el P y G de los exportadores (así como su sistema nervioso) entonces sí, considíérelo como tal.