Por... Hernán González Rodríguez
Se espera que en la próxima díécada se desacelere el crecimiento de China. Esta no es la predicción de comentaristas malintencionados, es el temor del propio gobierno chino con base en el debilitamiento de las tasas de crecimiento económico observado a partir del segundo semestre del 2010.
El Politburo, máxima autoridad del gobierno chino, lo integraban, por lo general, ingenieros. Recientemente nombraron tres economistas para tratar de evitar el declive. En Colombia mal gobiernan con relativa frecuencia los juristas de las cortes.
Las opiniones sobre el tema están divididas entre una declinación lenta y una acelerada de China. Tanto la economía colombiana como muchas otras del orbe se verán afectadas por este hecho. Tras crecimientos del PIB chino superiores al 10% por año van a caer hasta el 6,5% entre 2018 y 2022.
Las razones para esta declinación son numerosas. Se considera que, a medida que una economía en desarrollo se acerca a las de los países avanzados, se fuerza un “aterrizaje naturalâ€. Esto les sucedió a Japón en los años 70 y a Corea del Sur en los 90. Obsíérvese que China completa ya 35 envidiables años con crecimientos superiores al 10%.
Otras razones para el bajo crecimiento. La rentabilidad de las inversiones industriales ha decaído por culpa de la sobrecapacidad y por encarecimiento de la mano de obra. La economía china es una economía industrial, no de servicios, el 45% de su PIB proviene de las industrias. En este momento, cada persona en edad de trabajar dispone de 1,1 puestos u oportunidades de trabajo, increíble.
Las posibilidades de inversiones en infraestructura con buenas relaciones entre los beneficios y los costos se les han disminuido hasta tal punto que los críticos les censuran las construcciones de puentes y vías donde poco se necesitan.
El fenómeno de la urbanización o concentración de la población en centros urbanos suele acelerar el crecimiento de la producción nacional al especializar y potenciar la interacción de las actividades. Pero en las grandes metrópolis chinas se elevan los costos para prestar los mismos servicios públicos y las finanzas de los gobiernos locales se desquician.
Los optimistas señalan que el ingreso per cápita de los chinos se encuentra hoy en los niveles de Japón en 1950, de Corea del Sur en 1982 y que tan solo alcanza a ser la quinta parte del de un estadounidense. Conclusión: China todavía tiene muchas posibilidades para desarrollarse.
Los pesimistas contraatacan al señalar que el orden de magnitud de las cifras chinas no se acomoda fácilmente en la economía mundial. Que sus posibilidades de accidentes son elevadas, por ejemplo, las deudas malas ya apiladas sobre la propiedad raíz y sobre el sistema financiero ensombrecen su futuro. Cifras tomadas de The Financial Times de Londres.