La constructora austríaca Alpine, que pertenece al grupo español FCC, anunció hoy que prepara un concurso de acreedores despuíés de que fracasaran las negociaciones para recibir una nueva inyección de liquidez.
“Los esfuerzos para la reestructuración extrajudicial del grupo Alpine fueron interrumpidos hoyâ€, aseguró la empresa en un comunicado, al tiempo que precisa que la dirección prepara la solicitud de “un proceso de saneamiento sin administración propiaâ€.
La firma ha planteó el pasado martes hoy un nuevo plan de reestructuración en el que los tenedores de bonos deberían renunciar a parte de su dinero. En un comunicado, la empresa informó de que se trata de una nueva reestructuración del grupo con los socios financieros para garantizar la cobertura de las necesidades de liquidez.
En su última quita de (un 30%) de deuda, que ha permitido hasta el momento la supervivencia de la segunda mayor constructora de Austria, los tenedores de bonos no participaron.
“Para los acreedores, es muy difícil concebir un saneamiento sostenible del Grupo, sin la participación de los tenedores de bonosâ€, destacó Alpine..
Alpine, con sede en Wals, en el estado federado de Salzburgo, sufrió en el primer trimestre del presente año unas píérdidas de 90 millones de euros antes de impuestos.
Ese resultado es 53 millones de euros peor que lo fijado en el plan de reestructuración que Alpine había pactado este año con sus acreedores y con FCC, para poder seguir adelante.
Los persistentes malos resultados de Alpine exigieron un acuerdo con los bancos acreedores que le condonaron cientos de millones de euros en deuda, mientras que la empresa española tuvo que inyectar unos 200 millones de euros. En dicho acuerdo no participaron los tenedores de bonos.
Alpine, por la que FCC ha pagado desde 2006 más de 500 millones de euros, cuenta actualmente con unos 15.000 empleados en Austria y en varios países del Este y sureste de Europa, además de Alemania.
El año pasado, la constructora austríaca había sufrido unas píérdidas de 450 millones de euros despuíés de impuestos, con una facturación de unos 3.210 millones de euros.
La semana pasada, la empresa recibió un plazo adicional, hasta comienzos de julio, para revisar su plan de reestructuración y garantizar su continuidad.