El Gobierno de Cristina Kirchner y su petrolera expropiada YPF no saben a quiíén encomendarse para cerrar el conflicto internacional provocado con Repsol. Ahora ha sido la multinacional mexicana Pemex, accionista de referencia de la empresa española, la que se ha despachado como intermediario ocasional de una propuesta de acuerdo que medios oficiales de nuestro país califican como un “alarde de funambulismo financieroâ€.
La oferta a la que ha tenido acceso El Confidencial se estructura con un supuesto objetivo de compensación a Repsol por el expolio de YPF. La ‘pipa de la paz’ que ahora está sobre la mesa de la petrolera española se fundamenta en la información que la empresa argentina aportó a los directivos de la entidad mexicana en una reunión secreta mantenida a finales de mayo en Buenos Aires.
El plan de YPF comprende la creación de una empresa conjunta en la que Repsol tendría una participación minoritaria del 47% en tanto que YPF aseguraría el control mayoritario del 51%. Pemex actuaría de convidado de piedra con un 2%. La sociedad resultante obtendría los derechos de explotación de una superficie del yacimiento de Vaca Muerta que a duras penas alcanza el 6% del negocio total, correspondiente a las concesiones de los campos de Bajada de Añelo, Bandurria, La Amarga Chica y Aguada del Chañar.
El conjunto de todas estas adjudicaciones se estima en 3.500 millones de dólares, una cifra que otorga a Vaca Muerta una valoración total de 160.000 millones de dólares. En consecuencia, el shale de Repsol debería contabilizarse en más de 80.000 millones, dado que la expropiación afectó al 51% de las acciones de YPF. Los análisis tíécnicos que refuerzan la oferta están basados en cálculos realmente estrambóticos que valoran los campos citados en más de 40.000 dólares por acre, lo que supone diez veces más que los estándares utilizados en el mercado internacional.
Un ‘regalo’ que cuesta 10.000 millones de dólares
En el valor atribuido a la citada joint venture por el Gobierno argentino se incluye tambiíén una compensación de 1.500 millones de dólares, efectiva en cash y bonos, pero que Repsol tendría que aportar a la nueva sociedad mixta bajo control de YPF. Las citadas fuentes oficiales consideran que el Gobierno argentino no escatima esfuerzos a la hora de hacer todas las trampas necesarias en el solitario de un supuesto acuerdo que, en su caso, tendrá que ser estudiado la próxima semana por el consejo de administración que preside Antonio Brufau.
Repsol tiene una difícil papeleta por delante porque cualquier tentación para sellar un armisticio de esta naturaleza puede generar serias consecuencias societarias. La multinacional española tiene muchos inversores internacionales que no van a entender muy bien la bondad de un compromiso que supone la renuncia a cualquier derecho ante los organismos de arbitraje o en los tribunales de justicia. La solución de un acuerdo de mínimos está descartada desde hace tiempo por parte de la dirección de la petrolera española, que no quiere enfrentarse a una eventual acción de responsabilidad social con graves consecuencias penales.
La sociedad tripartita con YPF y Pemex tendría, además, que asumir un importante esfuerzo financiero a medio plazo para explotar sus flamantes activos petrolíferos. Las inversiones previstas en la propuesta formulada por la multinacional mexicana se sitúan en más de 20.000 millones de dólares, de los que casi la mitad serían obligaciones de Repsol. Las citadas fuentes oficiales resumían ayer la cuestión con cierta sorna asegurando que “en estas condiciones es mejor perdonar el golpe por el coscorrónâ€.