El oro continúa penando en 2013. Cotiza por debajo de los 1.300 dólares por primera vez desde 2010 y acumula una caída próxima al 25% en lo que va de año. Se le escapa, así, la posibilidad de prolongar su racha alcista, que lo ha llevado a subir en los 12 últimos años. Y en opinión de una firma tan influyente en los mercados -y más en el de materias primas- como Goldman Sachs, este pinchazo ha venido para quedarse una temporada.
Así lo presagian las nuevas previsiones del banco de inversión. Si hasta ahora mantenía que el oro despediría 2013 en los 1.435 dólares, hoy por hoy sitúa ese nivel en los 1.300. Es decir, en línea con su cotización actual, de 1.280 dólares. Si acierta, el metal precioso cerraría el ejercicio con un descenso del 22,4% con respecto a los 1.675 dólares a los que finalizó 2012.
Pero no queda ahí la cosa. A juicio de Goldman, la corrección tendrá continuidad en 2014. Su antigua previsión, mediante la que calculaba un precio de 1.270 dólares a finales del próximo año, ha recibido un tijeretazo del 17,3%, hasta los 1.050 dólares. O lo que es lo mismo, de aquí a final del año que viene anticipa un descenso adicional del 18% que devolvería al precio del metal precioso a los precios de 2009.
La influencia de los bancos centrales
"Las ventas de oro se han reacelerado con el duro mensaje de la Fed poniendo los precios en torno a los 1.280 dólares", expone Goldman. Y a partir de ahí, justifica que tendrá difícil reaccionar. "Nuestros modelos sugieren que el descenso del oro desde comienzos de mayo es consistente con los niveles más altos de los tipos de interíés reales y con la constante salida de dinero de los fondos cotizados (ETF)".
Aunque a corto plazo reconocen que la situación es "incierta", a medio plazo los analistas de la firma lo ven más claro: su horizonte es bajista. "A medio plazo, esperamos que los precios del oro caerán más dada la previsión de nuestros analistas de una mejoría en la actividad económica y una política monetaria menos expansiva", aseguran. Y añaden: "De manera importante, continuamos esperando que las compras de oro de los bancos centrales no serán suficientes para frenar la caída de los precios". Tampoco creen que el incremento de la demanda para joyería atenúe los retrocesos.
Como consecuencia, vaticinan que los precios caerán por debajo del coste marginal de producción, que sitúa en los 1.300 dólares por onza, una realidad que precisamente asegurará un descenso en la producción que "mantendrá los precios a largo plazo en los 1.200 dólares", en línea con las previsiones de Goldman para 2015 y más allá.
De este modo, el oro aparcaría la secuencia que inició a finales del año 2000. Tras cerrar ese ejercicio en los 272 dólares, ha sido el activo que mejor se ha amoldado a las cambiantes condiciones posteriores, con el pinchazo de la burbuja tecnológica en primer lugar y la recuperación posterior como catalizadores de fondo. El empujón definitivo se lo dio la crisis financiera desatada en 2007, que reforzó su condición de activo refugio hasta el extremo de que en septiembre de 2011 llegó a superar los 1.900 dólares por primera vez en la historia. Menos de dos años despuíés se encuentra a más de 600 dólares de aquellos registros