Por... Santi Carneri
Inspirado en el modelo mexicano, Paraguay se ofrece como "aliado estratíégico" para empresas en "ríégimen de maquila" (tercerización), sobre todo de Brasil, a las que garantiza mano de obra barata y un tributo único del uno por ciento sobre el valor agregado a sus productos.
Implantado el sistema en julio del 2000, unos 7.000 paraguayos trabajan en las 52 maquiladoras instaladas en el país, la mayoría entre los años 2011 y 2012, cuando generaron unas exportaciones de 142 y 140,9 millones de dólares, respectivamente, según datos ofrecidos a Efe por el Consejo Nacional de Industrias Maquiladoras de Exportación (CNIME).
En el primer semestre de este año, el volumen exportador rozó los 74 millones de dólares, lo que confirma la implantación de un ríégimen que ha atraído sobre todo a empresas del sector textil, pero tambiíén del químico y farmacíéutico, los calzados y cueros, la electrónica o los servicios de "call center".
Se trata de un sistema mediante el cual empresas ubicadas en Paraguay -la mayoría se han asentado en el Gran Asunción y Ciudad del Este- producen bienes o servicios por encargo de una matriz extranjera para ser destinados a la exportación.
La matriz queda exenta de cualquier impuesto o tasa aduanera y sólo asume un tributo único del 1 por ciento sobre el valor agregado del producto dentro del territorio paraguayo.
"Con esta herramienta, el Paraguay se potencia como puerta de acceso al Mercosur", ofreciendo al inversionista "condiciones inmejorables" en costos productivos y tributarios, que convierten al país en "aliado estratíégico para la producción y participación en el comercio internacional", anuncia el Ministerio de Industria paraguayo en su web.
De hecho, el 72,5 por ciento de las exportaciones de 2012 tuvieron como destino otros países del Mercosur, sobre todo Brasil y Argentina, y el resto se dirigieron a Tailandia, Indonesia, China, EEUU, Francia, Italia, Míéxico y la India, según el CNIME.
Mustafá Shihade, dueño de la empresa MMKM S.A., adscrita al ríégimen de maquila desde 2001, fabrica prendas deportivas en Ciudad del Este (departamento de Alto Paraná), en la conocida como Triple Frontera que une a Paraguay con Brasil y Argentina.
De origen palestino, con 42 años de residencia entre Brasil y Paraguay, Shihade declaró a Efe telefónicamente que abrió su "maquila" con once trabajadores y ahora cuenta con 220 y factura unos 2,5 millones de dólares al año, "gracias a los incentivos del Gobierno que permiten competir con empresas de otros países".
"Nuestro gasto es poco, no tan poco como en China, pero somos competitivos. Estamos en un lugar estratíégico", destacó el empresario, cuyos principales clientes son brasileños.
Las empresas de maquila se nutren de trabajadores que cobran algo más que el salario mínimo mensual, de 1.658.232 guaraníes (unos 370 dólares al cambio de hoy) y se benefician de una legislación laboral más flexible que en Brasil o Argentina.
Sihade asegura que paga a sus empleados entre 2,3 millones y 4 millones de guaraníes para los más productivos y antiguos, en un país cuyo salario medio se situaba en 2011 en 1.866.936 guaraníes (415 dólares).
"La maquila es positiva para la etapa inicial del desarrollo de un país (...) es un pequeño paso adelante para la industria incipiente paraguaya pero a largo plazo no es la panacea, porque se crea una clase trabajadora con unas condiciones más que cuestionables", dijo a Efe el profesor de Comercio Internacional de la Universidad Autónoma de Asunción, Jesús íngel Martín.
"Tíécnicamente es un ríégimen de admisión temporal, la empresa se instala en Paraguay con insumos traídos de cualquier lado y tiene un trato fiscal privilegiado; su mercadería nunca ingresa directamente al mercado paraguayo por lo que no se les cobra aranceles", explicó.
Según el experto, "el precedente inmediato es Míéxico, que creó un tejido industrial de ensambladoras" y atrajo un 99 por ciento de inversiones extranjeras provenientes de EEUU.
"Pero tiene cosas buenas y malas, se consigue crear una industria pero los inmensos beneficios vuelven al país de origen, los trabajadores mexicanos trabajan en una situación muy dura y no hay transmisión de tecnología de la matriz", expuso.
En Paraguay, la mayoría de las maquiladoras son brasileñas, aunque tambiíén hay de Argentina, Holanda, Alemania, Taiwán, China, Canadá o Corea del Sur, por lo que inversión está "más dispersa y no hay una dependencia de un solo cliente como en Míéxico", añadió Martín