Por... Martin Hacthoun
La directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, optó por seguir los pasos de Estados Unidos y se retractó de apoyar a Argentina, como prometió, en el litigio contra los llamados fondos buitre, comenta hoy aquí la prensa.
Lagarde informó anoche que no respaldará, como dijo el sábado último en Moscú durante la reunión de ministros del G-20, el pedido que hizo Argentina para que la Corte Suprema de Estados Unidos tome el caso de los fondos buitre.
El escueto comunicado del FMI admite que la decisión se debe a que a último momento Estados Unidos se manifestó en contra de presentar en este momento un "amicus curiae", es decir, la presentación por una tercera parte ajena a un caso legal a favor del demandante.
Si bien expresó "profunda preocupación" por la implicación que pueda tener el caso a nivel mundial y el fallo del juez neoyorquino Thomas Griesa sobre los bonos por pagar (en default) tendrá consecuencias graves para los países que reestructuran deuda, Lagarde optó por no presentar el amicus a favor de Argentina ante el tribunal supremo estadounidense.
El magistrado Griesa dictaminó a favor de esos grupos que exigen a Buenos Aires un pago mayor de lo acordado por el gobierno argentino para saldar sus adeudos externos, decisión que este apeló.
Un fondo buitre es un grupo de capital de riesgo o de inversión libre que invierte en una deuda pública de una entidad que se considera díébil o cercana a la quiebra.
Su modus operandi consiste simplemente en comprar en el mercado deudas de Estados y empresas al borde de la quiebra, normalmente al 20 o 30 por ciento de su valor nominal (su coste facial), y luego pleitear o apretar por el pago del ciento por ciento de este importe.
Los fondos buitre suelen apostar a pacientes con altas posibilidades de rehabilitación, es decir, a Estados o empresas que tienen probabilidad de regularizar sus finanzas y salvar una cesación de pagos.
El nombre es una metáfora que compara a estos inversores con los buitre al sobrevolar pacientemente, esperando para lanzarse sobre los restos de una compañía que se debilite de forma rápida.