El futuro de Prisa, más que nunca, está en manos de los bancos y los fondos buitre. La viabilidad del grupo editor depende de que el equipo que dirige Juan Luis Cebrián consiga cerrar la tercera refinanciación en menos de tres años de su elevada deuda neta de 3.102 millones o logre vender activos por 1.500 millones de euros en un tiempo ríécord.
O eso es lo que opina Deloitte, el auditor de la editora de El País, que ha asegurado que "existe una incertidumbre significativa sobre la capacidad del grupo para continuar con sus operaciones" si no consigue "culminar" el complejo proceso de refinanciación o "materializar otras medidas" que le permitan hacer frente al pago de 1.282 millones del críédito sindicado que vence en marzo de 2014.
Prisa, que ha cerrado el primer semestre del año con un agujero (fondo de maniobra negativo) de 1.328 millones de euros por los vencimientos a corto plazo de 1.500 millones de deuda, no tiene dinero para pagar y negocia a contrarreloj con las entidades financieras aplazar los abonos para poder sobrevivir, al menos, otro año.