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Autor Tema: ¿Influye la polí­tica en la economí­a?…  (Leído 100 veces)

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¿Influye la polí­tica en la economí­a?…
« en: Agosto 11, 2013, 08:51:22 pm »
Por… Carlos Parodi


En las últimas semanas observamos en diversos paí­ses, como Brasil, Egipto y Perú que la gente “sale a las calles” a protestar por diversas razones relacionadas con el hecho de “no sentir” los beneficios del crecimiento económico. No observan mejoras significativas en educación, salud, seguridad, infraestructura rural, etc. Sin embargo, ¿quiíénes toman las decisiones al respecto? Desde luego, lo que llamamos “la clase polí­tica”, es decir, ministros, congresistas, funcionarios públicos, partidos polí­ticos, entre otros.

¿Por quíé no toman las decisiones que la ciudadaní­a considera correctas? ¿Cómo se relaciona la economí­a con la polí­tica?

La relación entre ambas tiene una doble causalidad; por un lado, si la economí­a no va bien, los polí­ticos que dirigen el paí­s aparecen como los primeros culpables por que no tomaron decisiones correctas o si lo hicieron, fueron erradas; por otro, si la economí­a va bien, es natural esperar que vaya “bien” para las grandes mayorí­as y eso está relacionado con reformas claves en los servicios básicos, como educación y salud. Si las instituciones polí­ticas “no funcionan”, entonces estamos lejos de legislar en torno de reformas claves.
Existen dos escenarios para implementar reformas: a travíés del consenso o de manera vertical. El primer camino es más largo, pero conduce a resultados más sostenibles y es el mecanismo normal de las democracias representativas. El segundo tiende a ocurrir en gobiernos con caracterí­sticas autoritarias. La democracia es el gobierno del pueblo, pero como todos no pueden gobernar, los ciudadanos eligen a algunos de ellos para que los representen, tanto en el poder ejecutivo como en el congreso. Muchas veces ocurre que la “clase polí­tica” olvida dos cosas: por un lado, que “representa” a todos, por lo que no puede decidir lo que se le antoje; por otro, cuando cualquier persona paga impuestos, financia los ingresos de los “representantes”.
En otras palabras, los congresistas o representantes son los intermediarios entre la población y quienes deciden. Este escenario ideal funciona mejor cuando existen partidos polí­ticos sólidos, de alcance nacional que canalicen las demandas de los ciudadanos. El problema es que cuando no funciona, se abre el camino a regí­menes autoritarios. En tíérminos simples, los ciudadanos no se sienten representados por quienes eligieron. Lo que observamos es que no saben cómo lograr consensos (cada uno ve su propio interíés), promesas sin medir las consecuencias y solo con un afán electoral, escándalos de corrupción que hacen que los congresistas pasen el tiempo fiscalizándose unos a otros que discutiendo leyes a favor del desarrollo del paí­s, etc. Y eso tiene un impacto sobre la economí­a.
Por un lado, no avanzan las reformas pues ni siquiera se discuten y es sabido que un paí­s que no invierte bien en su propio capital humano, no tiene posibilidades de sostener el crecimiento futuro; por otro, la economí­a “crece menos que lo que podrí­a crecer”, pues la incertidumbre y la sensación de caos generan que se posterguen inversiones nacionales y extranjeras. En el mediano plazo es muy complejo tener una “buena economí­a” con una “mala polí­tica”, pues no es sostenible la primera sin la segunda. La polí­tica no está divorciada de la economí­a, aunque parezca que sí­.

Suerte en sus vidas…


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...