El pelotazo que viene ya tiene nombre: el de la empresa de inspección y certificaciones Applus+, cuyos responsables tienen valoraciones de la compañía de hasta 4.000 millones de euros y ya están dando los primeros pasos para sacarla a bolsa, según han señalado fuentes financieras.
Las valoraciones que se hacen de la empresa, conocida en España sobre todo por su actividad en el ramo de la inspección tíécnica de vehículos (ITV), se sitúan entre los 3.000 millones en la franja baja y 4.000 millones en la alta. Un pelotazo en toda regla, teniendo en cuenta que el fondo de capital riesgo Carlyle y sus socios compraron Applus+ por 1.480 millones en 2007. Es decir, en ocho años sus propietarios habrían doblado la inversión, incluso en el peor de los casos.
Responsables de comunicación de Applus+ han señalado que todavía no hay valoraciones y han evitado pronunciarse sobre el calendario de la operación, señalando que en este momento todas las opciones están abiertas. Sin embargo, fuentes financieras conocedoras del proceso han apuntado que está trabajando un comitíé de bancos de negocios para establecer quíé entidad financiera asesora la desinversión.
La opción que cuenta con más números a día de hoy es una colocación parcial en bolsa, como ya apuntó el Financial Times el pasado mes de julio. El calendario previsto es que los socios de Applus+ tomen una decisión a mediados del año que viene y que, por tanto, la colocación en el mercado de valores se produciría como muy pronto en 2015 y, más probablemente, en 2016.
Sin embargo, en este momento todas las opciones están abiertas, en función de cual resulte más lucrativa (dual track): desde la venta a un tercero, bien sea otro inversor financiero o un industrial, hasta una colocación parcial en bolsa, en la que se llevaría a cabo una oferta pública de valores en el mercado de un paquete por encima del 70% del capital.
La redención de Carlyle
De llevarse a cabo en los tíérminos previstos, esta operación supondría la redención de Carlyle en España despuíés del desastre de Orizonia, la píérdida del edificio Estel a manos de los bancos financiadores y la venta esta misma semana con minusvalías de la empresa de hosting informático Arsys. Por ello, el capital riesgo apuesta por una colocación parcial, porque cree que una salida escalonada en el tiempo le pemitiría rentabilizar el beneficio de la realización de este activo.
Hay que tener en cuenta que Carlyle tiene el 76,42% de Applus+. En este esquema podría vender un 50% de la empresa y controlar la compañía con el 25% restante, en un modelo típico del mercado bursátil anglosajón.
Y las prisas de los minoritarios
La estrategia de Carlyle topa con las prisas de los minoritarios, que están todos locos per vender y que descartan quedarse en la compañía en su nueva fase. Entre los principales interesados en desinvertir estarían Catalunya Banc, con el 7,89%, prácticamente la única participación que vale algo; y el BBVA, que heredó el 3% que tenía Unnim. Otro que apuesta por vender es el promotor Román Sanahuja, que se arruinó cuando Sacresa se hizo con el control de Metrovacesa, pero que en Applus+ controla un 3% del capital.
Otros socios con participación en Applus+ y potenciales beneficiarios de esta transacción son el presidente de la empresa informática GTD, Carlos Kinder, con el 5%; el fundador de Panrico, Albert Costafreda, y el propietario de los concesionarios de coches Quadis, Juan Manuel Soler, con un 1% cada uno en la firma de certificación.
Perita en dulce
Lo que justifica estas expectativas son los números de Applus+, que la convierten en una perita en dulce para un mercado bursátil como el español, cuya última OPV fue la colocación de Bankia. La compañía de certificación factura 1.475 millones, un 22% más que el año anterior, mientras que su ebitda (beneficio bruto operativo) se colocó en 171 millones, según la información pública facilitada por la compañía.
El 80% de las ventas de Applus+ vienen de fuera de España, despuíés del fuerte proceso de internacionalización que asumió el grupo en el último lustro, y la compañía se encuentra en este momento con ratios de endeudamiento bajos. Opera en 60 países y tiene una plantilla de 18.000 personas. Con estos números, parece que Carlyle sí tiene con quíé sacar pecho y hacer caja en España.