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Autor Tema: Vodafone va a destrozar el mercado de telefoní­a en España  (Leído 172 veces)

Eguzki

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Vodafone va a destrozar el mercado de telefoní­a en España
« en: Septiembre 02, 2013, 07:44:39 am »
Despuíés de muchos dimes y diretes parece que por fin ayer se cerró el buy-out por parte de Verizon del 45% de Verizon Wireless en manos de Vodafone. En números redondos se está hablando de una transacción valorada en 100.000 millones de euros que irí­an directamente, en forma de acciones de la matriz y dinerito en efectivo, al operador móvil británico. Estarí­amos ante la tercera mayor operación corporativa de la historia tras la protagonizada por la propia Vodafone con Mannesmann (152.000) y por AOL y Time Warner (123.000) a finales de los 90.

Lo verdaderamente interesante es lo que puede hacer Vodafone con ese dinero. Obviamente, pagar primero una factura fiscal que, según los distintos analistas, puede oscilar, en función de la fórmula elegida, entre los 4.000 y los 26.000 millones. A partir de ahí­, dejar aseadito el balance, repartir un dividendo especial (que algunos ya se han apresurado en cuantificar en 40.000 millones) y, ¿por quíé no?, reforzar su posición en mercados estratíégicos a travíés de compras selectivas.

Es este último hecho el que ha puesto al mercado de las telecomunicaciones mundiales nerviosito desde que el miíércoles por la noche los medios especializados anticiparon que, esta vez sí­, era la definitiva.

No es de extrañar.

Dos son los elementos esenciales a analizar en relación con la posible estrategia a seguir por el ‘nuevo rico’ de la industria: dónde va a poner su punto de mira geográficamente y en quíé perfil de sociedades o activos va a invertir.

1.Respecto a la primera cuestión, por descarte, el gran beneficiado del interíés comprador de la firma deberí­a ser Europa. ífrica todaví­a es un mercado potencial cuyas cifras concretas distan mucho de justificar grandes aventuras, especialmente cuando ya tienes un posicionamiento en algunas de las economí­as más desarrolladas del continente. La experiencia asiática, por lo menos por lo que a la India respecta, ha sido desastrosa, y no han tenido más íéxito el resto de los operadores occidentales que han desembarcado por allá. Complicado. En estados Unidos, como prueba esta misma desinversión, hay poco que rascar, mientras que en Latinoamíérica sólo Brasil y Míéxico son mercados de calado. GVT en la primera nación, en manos de Vivendi, y Lusacell, perteneciente al Grupo Salinas, en la segunda, podrí­an ser alternativas. Pero estamos hablando, de nuevo, de segundo y tercer escalón de los respectivos escalafones locales con un problema adicional sin resolver: la conectividad.
2.Y es que, en la respuesta a la pregunta del tipo de empresas que Vodafone podrí­a comprar, este concepto cobra una importancia esencial. No hay que olvidar que buena parte de los accesos a la red móvil, en un porcentaje cercano al 80%, se producen a travíés de conexiones wifi a las lí­neas fijas de hogares, empresas u otros centros públicos o privados. Es decir, las autopistas por las que transita la información pertenecen a terceros, lo que resta a Vodafone una capacidad adicional de facturación y de control de la clientela brutal, más allá del debate sobre el valor de las infraestructuras y la necesidad o no de peajes a determinadas compañí­as por colapsarlas con su contenido.
Europa y conectividad, por tanto, van a marcar la pauta de actuación de la compañí­a presidida en España por Francisco Román.

Es evidente que la experiencia de Carlos Slim en KPN -cuyas ansias de gobierno derivadas de la OPA lanzada sobre el 100% de la compañí­a se han visto frenadas por un ente tan atí­pico como la Fundación del mismo nombre aún casi antes de empezar- pone de manifiesto la imposibilidad de adquirir incumbentes, empresas de bandera de amplia tradición y valor estratíégico a nivel estatal, debido a las trabas locales. Cosas de una Vieja Europa a la que, en tíérminos de competencia, le cuesta ver con buenos ojos determinadas transacciones mientras impulsa, paradójicamente, procesos de consolidación interestatales.

Sin embargo, para los cableros a lo largo y ancho de la geografí­a europea, la lluvia de millones que le va a llegar a Vodafone de manos de su antiguo socio americano puede convertirse en maná en el desierto de la rentabilidad de sus inversiones en red. Vodafone los necesita para consolidar un modelo de negocio que hace tiempo que superó la voz como fuente principal de ingresos y descansa en el tráfico de datos como salvavidas futuro. Se acaban de situar, de la noche a la mañana, en el punto de mira.

Firmas como Jazztel o la propia ONO son candidatas perfectas para una consolidación imprescindible que, sin duda alguna, va a cambiar el panorama del sector no sólo en España, sino en toda la región. De hecho, la británica ya asomó la patita en 2012 con la compra de Cable & Wireless por el doble de lo que cotizaba al iniciarse las conversaciones o con la adquisición en junio de este mismo año de Kabel Deutschland en Alemania por 7.700 millones de euros (84,5 más 2,5 de dividendo por acción frente a los 22 de cuando salió a bolsa en 2010, casi 14 veces su operating cash flow). Importan poco los exigentes múltiplos de la primera (similares a la germana pero que apenas capitaliza 1.750 millones) o la debilidad financiera (ya bien superada) de la segunda. La merma de los ingresos tradicionales derivada de la crisis, una mayor competencia en el segmento premium y la dificultad operativa y estructural para ofrecer paquetes completos, televisión incluida, la obligan a mover ficha ahora que puede.

No lo duden. Nos espera un otoño caliente en el que, de la mano de Vodafone, este nuestro mercado de las telecos no lo va a conocer ni la madre que lo parió. Capital riesgo e inversores adelantados se frotan las manos ante tal perspectiva. Habrá concentración, cierto. Pero, sobre todo, una presión adicional en márgenes derivada de la convergencia que será la puntilla final de aquellos que, de momento, tratan de sobrevivir como pueden ante la imposibilidad de hacerlo como quieren. Al tiempo.