Las empresas españolas están dando un giro importante a su modelo de financiación. El críédito bancario escasea o es cada vez más caro y no les queda más remedio que salir a pedir dinero a los inversores. El martes Madrileña Red de Gas, nacida tras la fusión de Gas Natural Fenosa en 2009, colocó bonos por primera vez entre grandes inversores. Captó 500 millones de euros con una rentabilidad de 235 puntos sobre mid-swap (índice de referencia para las emisiones a tipo de interíés fijo), y lo hizo con el fuerte respaldo de inversores extranjeros. Se trata de otro ejemplo que se suma a la ola, nunca vista, de emisiones españolas inaugurales en 2013. En total, ocho empresas españolas de sectores variopintos (transporte, construcción, energía o seguridad privada) han colocado bonos este año por importe de 5.135 millones. Lo normal es que se produjeran uno o dos debuts al año desde 2010, según Dealogic. Más operaciones Y en cola se sitúan un importante número de firmas, entre las que se encuentran FCC, que podría dar el paso de forma inminente. Está previsto que emita al menos 500 millones a cinco años. Y a finales de mes, El Corte Inglíés podría debutar con una fórmula más exótica: una titulización a travíés de su filial Financiera El Corte Inglíés, a dos años y por un volumen de unos 550 millones. “Los bancos han reducido balances y las empresas necesitan financiación para seguir creciendo, con lo que la mejor vía alternativa es el mercado de capitalesâ€, señala Fernando García, director de Mercado de Capitales para Corporaciones e Instituciones Financieras de Sociíétíé Gíéníérale. Entre las operaciones realizadas en 2013, destaca por tamaño la de ACS. La compañía cerró a finales de junio una emisión de deuda en la bolsa de Luxemburgo por importe de 1.400 millones a 21,5 años y a un cupón de 5,75%, para financiar el almacenamiento subterráneo de gas natural situado en Vinaroz (Castellón), conocido como proyecto Castor. Esta operación contaba con el apoyo del Banco Europeo de Inversiones. Hasta ahora, algunas compañías no se atrevían a salir al mercado de deuda. Y es que primero se tienen que enfrentar al farragoso proceso de obtener un ráting, y el resultado no gusta a todo el mundo. Pero ya no queda más remedio que cambiar el chip. Empresas con grado de bono basura (por debajo de BBB- o Baa3), como Gestamp, Avanza, Ence o Atento en EEUU, han colocado sus bonos con íéxito.