por C. Cuesta / J. J. Marcos
La recaudación real acumulada por el organismo se ralentiza hasta marzo y crece a ritmos del 2%. Mientras, los pagos líquidos se instalan en niveles superiores al 10%. Los gastos por desempleo se incrementan un 30%.
Los mensajes de alarma lanzados por el gobernador del Banco de España el pasado mes de junio parecen haberse convertido en una incómoda profecía. Miguel íngel Fernández Ordóñez pidió desde ese cargo una reforma del sistema urgente de las pensiones públicas.
El telón de fondo de aquella advertencia parece no ser otro que el fuerte empeoramiento del ritmo de avance de los ingresos y gastos de la Seguridad Social –organismo del que depende el pago de las pensiones– tal y como reflejan los datos que recopila mes a mes este organismo, dependiente del Ministerio de Trabajo, a los que ha tenido acceso EXPANSIí“N.
Hasta el mes de marzo, la recaudación líquida (medida en tíérminos acumulados y en medias móviles) refleja un incremento del 7,97%. El dato de pagos líquidos, sin embargo, ya en aquel momento reflejaba una escalada que lo llevó, en esa misma medición y tomando el dato de abril, hasta una tasa de avance del 13,42%. Es decir, prácticamente el doble del ritmo de los ingresos confirmados un mes antes.
Los últimos datos, relativos a los meses de mayo y junio han dejado una nueva evidencia del impacto de la crisis. Mientras los pagos se instalaban en cifras de crecimiento superiores al 10%, la recaudación real empezaba a debilitarse hasta quedar reducido su avance a un mero 2%. Este dato refleja el pago real a la Seguridad Social, es decir que incluye ya el impacto de los impagos en los que puedan estar incurriendo las empresas o sujetos obligados al pago de cotizaciones.
Pero, si la marcha de estas variables es ya de por sí amarga, un tercer elemento la hace especialmente preocupante: el incremento del desempleo en España en los últimos meses, que ha situado a la economía nacional como la de mayor tasa de desempleo de toda la UE-27, con un 10,7% en tíérminos armonizados, ha disparado el gasto provocado por los pagos por desempleo. El avance de este desembolso se situaba en tasas del 18,87% hace cuatro meses y, en estos momentos, su incremento mensual supera ya el 30%. Hace falta acudir a la serie histórica para encontrar avances cercanos en los años 1990 (un 19,56%), 1991 (un 25,48%) y 1992 (17,11%).
Las cifras de evolución de la recaudación y los pagos de la Seguridad Social empiezan a reflejar, de este modo, consecuencias relevantes. Hace ya más de un año que esta estadística despertó la preocupación de los cuadros tíécnicos de Trabajo. En la primavera de 2007, la recaudación líquida acumulada avanzaba a tasas del 6,86%, mientras que la de los pagos líquidos lo hacía a ritmos del 7,06%.
En aquel momento, el cruce de esas dos barras dio la señal de alarma puesto que un incremento a ritmos superiores de los pagos respecto a la recaudación significa directamente que la cuenta atrás para una hipotíética entrada en díéficit habría comenzado. Los últimos datos revelados demuestran que esa conclusión no sólo no se ha disipado sino que se ha confirmado tras el paso de más de un ejercicio entero.
Los datos recabados por el diario, confirman, por otra parte, la tesis adelantadas por el propio David Taguas, quien, antes de llegar a La Moncloa como asesor económico del presidente (cargo que ya ha abandonado), alertaba, desde el servicio de estudios de BBVA, de que la evolución de las cuentas públicas “se ha interpretado de una forma demasiado optimistaâ€, motivo por el que pedía “implementar, en el menor plazo posibleâ€, un cambio “profundo para cambiar significativamente la situaciónâ€. El estudio fue publicado a comienzos de 2007. Y la situación, fruto de la crisis, no ha hecho sino agravar el escenario.
Bajo los tempos marcados por la Guerra Civil
“La situación financiera de la Seguridad Social y, por consiguiente, la salud del sistema de pago de las pensiones por jubilación está totalmente condicionado por la Guerra Civil españolaâ€, señala un experto consultado por EXPANSIí“N. La razón es sencilla. La guerra provocó no sólo un importante número de víctimas mortales –cerca de un millón de personas–, sino que redujo en extremo los nacimientos en los años posteriores y elevó la mortalidad.
Era la íépoca del hambre. Los nacidos en esos trágicos años deberían haber empezado a recibir la pensión entre los años 2002 y 2005. Este hecho ha generado un momento en el que el superávit de las cuentas de la Seguridad Social eran casi inevitable, dada la estructura demográfica española. Muchos pagan los servicios a pocos. Esta estructura, sin embargo, cambiará dentro de pocos años.
Si los gobiernos no toman medidas para corregir la estructura de la Seguridad Social se encontrarán con un panorama muy distinto: llegarán a la edad de jubilación los numerosos hijos del ‘baby boom’. Muy pocos tendrán que pagar a muchos y el sistema se verá en serio peligro.