Por… Mumía Abú-Jamal
Pronto, las pantallas de televisión, las páginas de los periódicos y las estaciones de radio van a repetir, publicar otra vez y retransmitir viejas películas y fotos en blanco y negro y cintas grabadas de un discurso del Doctor Martin Luther King -â€Yo Tengo un Sueñoâ€- en una hipócrita celebración de los 50 años de ese decisivo día de 1963, en Washington, DC.
Estas ocasiones siempre me mortifican, porque es en días como íéstos, cuando se hace tan claro como el cristal cómo se han vuelto tan mal las cosas para muchísimos. Nosotros celebramos un discurso, pero no celebramos al hombre. Celebramos un evento, mientras ignoramos y pretendemos desaparecer nuestro horrendo presente, un presente de desigualdades tan inmensas que aturde la imaginación.
El sistema de prisiones es una vergí¼enza de proporciones mundiales. Y no tenemos que ni siquiera mencionar nuestras prisiones secretas -tenebrosos lugares de tortura y muerte- , nuestros sistemas estatales y federales de prisiones, y la impresionante colección de unidades de prisiones solitarias que son lo suficientemente graves. El sistema de educación se está desmoronando más rápidamente que los icebergs en un verano en la Antártica. Maestros son mal informados, se les falta el respeto y son botados de las escuelas para hacer campo a las “escuelas privadas†(líéase: corporaciones) y al negocio privado.
El sistema de educación no es otra cosa que un lugar de entrenamiento para las prisiones; y lugar donde los niños van a destruir su inteligencia. ¿Y las viviendas? Los ladrones de las corporaciones, los maleantes de los bancos nacionales y los financistas de Wall Street roban más riquezas con sus manipulaciones ilegales de las hipotecas que ningún otro negocio criminal en la historia.
De acuerdo a Laura Gottesdiener, autora del nuevo libro, Un Sueño Robado, (A Dream Foreclosed), (1) más de 10 millones de personas – 10 millones! – han sido botadas de sus hogares debido a la crisis de las hipotecas de los últimos años. En tíérminos económicos, esto significa que algo así como $19.2 trillones – trillones – fueron desaparecidos, según el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Los negros estadounidenses han perdido más fortunas en la última díécada que en ninguna otra era desde la Reconstrucción. Del mismo modo, latinoamericanos que eran dueños de sus casas han sufrido desproporcionadamente por la crisis de las hipotecas. Martin King habló sobre justicia económica, no meramente sobre sueños. Su mensaje económico ha sido ahogado en un drama de sueños.
Los políticos negros, muchos de los cuales son bien pagados para comprar su silencio sobre el plan (o fraude?) del robo masivo de las viviendas, se hacen los que no ven la carnicería que está azotando a los negros en los Estados Unidos.
Sin embargo, habrá celebraciones. Habrá rostros sonrientes. Habrá campanas y pitos, pompa y elogios. Pero Martin Luther King se habrá convertido en el títere mudo de las mismas fuerzas políticas que se le oponían cuando podía respirar. King fue enemigo acíérrimo del materialismo, del militarismo, de las guerras imperiales globales y del racismo. Esas fuerzas están causando estragos en su pueblo y en los pobres de la nación. Eso porque hemos pasado 50 años yendo por el camino equivocado.
(1) Fuente: Laura Gottesdiener: Un Sueño Robado: Negros Norteamericanos y la Lucha por un Lugar al que Llamar Hogar. (Black America and the Fight for a Place to Call Home, Brooklyn: Zucotti Park Press, 2013. p. 1811 )
Suerte en sus vidas…