Siete naciones, siete, están en el punto de mira del Banco de España por su alto riesgo. Se trata de Argentina, Iraq, Venezuela, Irán, Guinea Ecuatorial, Camerún y la República Dominicana, países que, según el banco central, tienen globalmente un elevado índice de riesgo para España. Según sus palabras, en estas siete naciones las condiciones macroeconómicas y políticas son “potencialmente inquietantesâ€, es decir, tienen “riesgo elevado o muy elevado e interdependencia media o altaâ€. De ellas, sólo hay una con riesgo muy elevado, que es Irak. Los otros seis países se sitúan en una posición de interdependencia media y riesgo elevado. “Los más relevantes son dos latinoamericanos (Venezuela y Argentina), un africano (Camerún) y otro país asiático (Irán)â€, sostiene el Banco de España.
La información procede del "Mapa sobre la exposición internacional de España" que acaba de publicar el banco central y que ha sido elaborado por los economistas Miguel García-Posada y Josep María Vilarrubia. El estudio recoge información de 132 países de todo el mundo y pone de manifiesto que el mayor riesgo para España se deriva del suministro energíético, toda vez que nueve países que venden petróleo a España están claramente marcados en rojo por riesgo elevado o muy elevado. Se trata de Iraq, Nigeria, Irán, Venezuela, Camerún, Guinea Ecuatorial, Angola, Gabón y Siria. Pero si se tiene en cuenta la interdependencia financiera, el resultado muestra que la situación para España es especialmente inquietante en dos: Argentina y Venezuela.
Si el análisis se realiza teniendo en cuenta únicamente los flujos comerciales, es decir las importaciones y exportaciones de bienes y servicios, cinco países han cruzado las líneas rojas. En concreto, Argentina, Cuba, Venezuela, Irán y República Dominicana. Por el contrario, las naciones más seguras son las que forman parte del área de la OCDE, y en particular Francia, Alemania y Portugal atendiendo exclusivamente a los flujos comerciales, ya que si se tiene en cuenta los activos bancarios Reino Unido, EEUU y Míéxico dominan las primeras posiciones.
Según el análisis del banco central, la interdependencia comercial española (sin incluir las importaciones energíéticas) se sitúa en un perfil de riesgo menor que la del país medio (típico), lo que se explica por sus estrechos vínculos comerciales con la UE, donde se concentran las dos terceras partes de los flujos comerciales. La interdependencia energíética española tiene, sin embargo, “un perfil de riesgo superior al de la economía mundialâ€. Dicho de otro modo, aseguran los economistas del banco central, “las importaciones energíéticas españolas provienen de países con un índice de riesgo mayor que aquellas del típico país por el fuerte peso relativo de países como Argelia y Libia que son países con niveles de riesgo por encima de la mediaâ€.
Más riesgo financiero
Por lo que respecta a la interdependencia financiera, hay que destacar que la economía española tiene un perfil de riesgo superior al del típico país del resto del mundo, lo que es atribuible al mayor perfil de riesgo de los activos, especialmente de inversión extranjera directa y, en particular, a la mayor importancia relativa que Amíérica Latina tiene para España en este ámbito.
El Banco de España admite que los bienes energíéticos son especialmente susceptibles “a muchos y diversos riesgos†debido a que son difícilmente sustituibles en el corto plazo y medio plazo. Se cita, en concreto, un estudio elaborado por la Oficina Económica de Moncloa en el que se muestra que la economía española se encuentra cerca de la mediana de los países de la OCDE en lo que se refiere a dependencia energíética exterior (teniendo en cuenta factores como la disponibilidad de recursos pero tambiíén la estabilidad geopolítica), pero por encima de íésta en lo que se refiere a vulnerabilidad (este segundo concepto asociado principalmente a la cobertura y a la diversificación en los orígenes de las materias primas).
En el estudio se constata que España ha incrementado de modo notable su interdependencia con el resto del mundo, en coherencia con lo ocurrido en el resto del planeta. Como dice el informe, puede observarse que la integración comercial española ha superado ligeramente el promedio mundial, mientras que la financiera sigue siendo menor, a pesar de su intensificación a partir de los años noventa.
La importancia de Amíérica Latina en todos los casos se sitúa alrededor de un 5%, un valor que se encuentra en línea con la importancia relativa de dichos países en los vínculos comerciales internacionales. La economía china no parece tener un vínculo comercial significativo con la española con la excepción de las importaciones de bienes españolas de las que China supone alrededor de un 5%. Ningún flujo comercial parece sufrir de un grado excesivamente elevado de concentración, siendo las exportaciones de servicios las únicas a las que se podría atribuir un grado moderado de concentración, presumiblemente por la gran importancia de la Unión Europea como mercado turístico.
El informe destaca la elevada dependencia que la economía española presenta de Rusia así como de los países del norte de ífrica (Argelia y Libia) para la importación de bienes energíéticos. Entre los cinco principales orígenes de estas importaciones, destaca la importancia que tiene Nigeria, el tercer socio comercial más importante por este concepto así como el quinto puesto de Arabia Saudita.
Para captar el riesgo asociado a cada país, el Banco de España ha hecho uso de indicadores del riesgo y flexibilidad de cada economía, utilizando para ello tanto los ratings de los bonos soberanos emitidos en cada país como indicadores de riesgo, según distintos conceptos calculados por la Economist Intelligence Unit (EIU). Igualmente, se ha tenido en cuenta el ránking de cada país de la base de datos Doing Business Around the World, compilada por el Banco Mundial y basada en encuestas microeconómicas sobre la facilidad para crear y operar negocios en cada país. El índice construido a partir de estas encuestas incorpora, entre otras medidas, rigideces del mercado laboral (costes de contratación y despido), la existencia de barreras burocráticas y económicas a la creación de empresas (número de permisos necesarios, requerimientos de capital) y medidas de percepción de la corrupción
Fuente: cotizalia.com