Por… BEATRIZ DE MAJO C.
Si algo quedó claro de la cumbre de países del G20 es que la responsabilidad de la reactivación de la economía mundial es un fenómeno complejo. Ella no depende tanto de que China recupere su crecimiento y la demanda de sus ciudadanos y empresas como de que se orqueste un plan compartido entre los grandes y los países emergentes conocidos como Brics. Así fue señalado por el viceministro de Economía chino, Zhu Guangyao en San Petersburgo cuando los cinco países: Brasil, China Rusia India y Sudáfrica examinaron allí su propia contribución al avance de la economía mundial. El crecimiento de estas cinco naciones se ha ralentizado hasta alcanzar el más bajo nivel de la pasada díécada.
Entre los gurús económicos se ha estado formando la matriz de opinión de que la desaceleración del crecimiento chino es un peso muerto para la dinámica planetaria y que el país asiático debería continuar agotando esfuerzos por mantener una tasa expansiva que remolque a la economía global al tiempo que se dedican internamente a estimular el consumo de sus 1.400 millones de ciudadanos.
Aunque lo anterior es cierto y la recuperación de la economía planetaria tiene en China un importante componente que le aporta vigor a la aceleración, los chinos han hecho íénfasis en que resulta igualmente relevante que bloques como la Eurozona consigan activar su consumo y que Estados Unidos alcance tasas de crecimiento sostenidos para que el carro de lo global adquiera consistencia y permanencia en el tiempo. Cristine Lagarde, al frente del Fondo Monetario Internacional, ha sido constante con este criterio y enfatizó, en la reunión del G20 que “en el corto plazo, se espera que el impulso al crecimiento global venga preferentemente de Estados Unidosâ€, una economía que espera alcanzar para fin de este año 2,5 % de avance anual frente a 7 % de China.
Vladimir Putin comparte esta creencia de que existe el riesgo de una aguda recaída mundial, ya que Estados Unidos y Japón mantienen tasas expansivas inestables y los Brics tienen agudos problemas individuales que atender además de que carecen de una estructura institucional que los soporte y les otorgue cohesión.
China, por su lado, si está consciente de que un serio esfuerzo tiene que ser hecho por estos cinco titanes dentro del espíritu de mantener activados sus consumos de manera que ello arrastre las exportaciones de los países más grandes y de otros de mediana talla, como Míéxico Nigeria, Turquía, Tailandia, cuya contribución combinada a la dinámica global tambiíén es significativa. La gravitación de China sobre los Brics es innegable: China tiene una economía 20 veces mayor que la de Sudáfrica y cuatro veces más grande que la rusa.
Por ello el gigante se ha dispuesto a liderizar las acciones de los Brics para atender las dificultades de inestabilidad en las paridades de sus monedas ocasionadas por las políticas públicas de EE. UU. Si bien India propuso crear un fondo de reserva común con 100.000 millones de dólares para apuntalar sus respectivas monedas, es China, -respaldada por sus 3.500 billones- quien ha comprometido la mitad.
En síntesis. La salud económica planetaria no depende únicamente de la evolución china pero sus acciones u omisiones cuentan por mucho.
Suerte en sus inversiones…