Por... BEATRIZ DE MAJO C.
Cuatro años enteros, entre 2007 y 2011, estuvo China envuelta en políticas restrictivas para evitar una perniciosa burbuja en el sector de vivienda. Un duro frenazo penalizó a los demandantes de primeras y sobre todo de segundas y terceras viviendas. Se incrementaron los porcentajes de cuota inicial, se aumentaron las tasas de interíés hipotecarias, se desestimuló por diferentes vías a los empresarios desarrolladores del sector, se penalizaron con costosos impuestos a las ganancias sobre las plusvalías y ventas de viviendas. Ello duró hasta la llegada de los dos nuevos líderes, Xi Jinping y Li Keqiang en marzo pasado. Pero a la hora actual, la dinámica habitacional no parece quitarles el sueño en Beijing. Ello puede querer decir que, sabiamente, están prestando atención prioritaria a otros asuntos para no mostrar una ansiedad inconveniente en un mercado tan sensible.
Pero ello puede, tambiíén, ser indicativo de que los gobernantes están cómodos con la evolución reciente del sector.
Lo cierto es que una nueva residencia en ciudades como Beijing, Shanghai o Shenzen cuesta hoy cerca de 20% más que hace un año y que a escala nacional las nuevas unidades habitacionales tienen precios 8,3 % superiores al año pasado. Pero nos es menos cierto que el país no se comporta uniformemente, siendo las grandes urbes las que registran los incrementos desproporcionados. En los pueblos pequeños los nuevos compradores apenas han sido penalizados con incrementos menores a 6%.
A la vez, el ritmo de expansión de los precios ha venido frenando desde inicios de año a esta parte. En marzo los precios de las viviendas crecían a razón de 1,7% intermensual, mientras que ya para agosto esa tasa había descendido a 0,8%, según las cifras oficiales.
¿Esta suerte de enfriamiento del mercado es suficiente razón para dormir tranquilos? Sin duda que no. Lo que ha provocado confianza de parte de las autoridades es la creencia que la burbuja inmobiliaria que estuvo efectivamente en gestación hasta 2011 ha tocado fondo.
Son las cifras manejadas por los emprendedores del sector las que demuestran que las compras especulativas lograron controlarse debidamente con las medidas implementadas. La mitad de las compras de viviendas de hoy en el país la originan compradores que adquieren por primera vez y solo 6 de cada 100 clientes interesados están por hacerse de una segunda vivienda.
De allí que este cambio en el comportamiento de las variables de consumo lo que puede estar demostrando es que la oferta de viviendas está haciíéndose corta ante el crecimiento de la demanda, lo que solo pudiera ser signo de una mayor bonanza económica de los ciudadanos y confianza en su economía que tambiíén se evidencia en otros sectores de actividad.
En dos palabras todo parece indicar que la apreciación de las viviendas que los chinos enfrentan en esta ocasión, responde a razones que pudieran explicar bien las tesis de oferta y demanda de David Ricardo y Adam Smith. Todo ello son buenas noticias para quienes velan por la salud económica del gigante y para quienes sienten un razonable resquemor ante las devastadoras crisis que una expansión incontrolada del críédito hipotecario unido a la especulación, puede acarrear.
Hay que dormir, sin embargo, con un ojo abierto, piensan los chinos….
Suerte en sus inversiones…