La recuperación económica en la industria tendrá que esperar. Al menos, hasta que la banca afloje la concesión de críéditos. Y hoy por hoy nada indica un cambio de tendencia. Un dato lo confirma: el críédito destinado a la industria se sitúa actualmente en niveles de 2005 en tíérminos reales. Y lo que es todavía más relevante, con un descenso continuado que no parece tener suelo. El críédito al sector industrial se situó al acabar el segundo trimestre de este año en 122.351 millones de euros, lo que representa un 11,4% menos que un año antes. O un -16,5% si la comparación se hace con el segundo trimestre de 2011. Uno de cada cinco euros que se concedían a la industria antes de la crisis ha desaparecido.
La consecuencia, como sostiene el anterior secretario general de la federación de Industria de CCOO, Agustín Martín, es la “agonía†de muchas empresas pequeñas y medianas abocadas al cierre o a una nueva reconversión. Aunque no sólo sufren las de menor tamaño. Tambiíén grandes compañías como Fagor, Panrico, Duro Felguera, FCC Servicios Industriales, Tata Motors, Alcoa, Sati, Siderúrgica Balboa o Alcatel-Lucent están atravesando momentos muy difíciles. Y no son las únicas. Sectores como el naval -tanto los astilleros públicos (Navantia) como los privados- están con el agua al cuello.
En el País Vasco, la actividad de la Naval de Sestao, una empresa histórica, está, según CCOO, al 20%, mientras que en Galicia astilleros como Barreras, Vulcano o Freire están sin demanda. En conjunto, el naval está trabajando al 30% de su capacidad, incluyendo los sectores civil y militar. Sobre todo, despuíés de que la Comisión Europea declarara ilegales las ayudas fiscales por la vía del críédito.
El hundimiento de la línea blanca
Algo parecido, aunque con menor intensidad, sucede en la ‘línea blanca’. Según la patronal de sector, Anfel, la facturación acumulada entre enero y septiembre ha caído un 8,1% respecto del mismo periodo de tiempo del año anterior, con descensos intensos en determinados segmentos. La venta de frigoríficos está bajando un 13%; la de congeladores, un 24%; los lavavajillas, un 11% y la de cocinas, un 23,4%. Como se ve, un panorama desolador cinco años despuíés de la crisis. Hasta el punto de que en ninguno de los segmentos de la línea blanca registra datos positivos. En tíérminos de unidades vendidas (314.507 hasta septiembre), eso significa un descenso del 7,8%.
Como sostiene el informe de coyuntura de la patronal de la línea blanca (50.000 empleos de forma directa e indirecta), la contracción del negocio ha acercado el volumen actual del mercado actual “al que existía antes del comienzo de la crisisâ€, en línea con lo que sucedió durante la recesión de los primeros años 90.
La situación es tan dramática (y eso puede explicar en parte la restricción del críédito) que la morosidad de la industria se ha disparado. Está creciendo, incluso, por encima de lo que lo hace en la construcción, el sector más castigado por la crisis junto a la construcción. En concreto, y según el Banco de España, el volumen de dudosidad en la industria asciende a 14.002 millones de euros. Eso es lo que no paga el sector a la banca, que restringe el críédito cuando observa que no hay demanda solvente (ya que debe provisionar la morosidad). Y para hacerse una idea de lo que significa esa cifra, hay que tener en cuenta que al comenzar la crisis apenas ascendía a 3.225 millones de euros, lo que significa que se ha multiplicado por cuatro veces en apenas un quinquenio.
El aumento de la morosidad (consecuencia de la crisis) ha sido especialmente intenso en las fábricas que se dedican a la metalurgia y la construcción de máquinas, pero tambiíén ha subido de forma relevante en las empresas de alimentación y bebidas, cuyos impagos ascienden ya a 2.541 millones de euros.
Críédito e industria
El críédito a la industria, en todo caso, y pese al durísimo ajuste que ha sufrido el ‘ladrillo’, es todavía inferior al concedido a las actividades inmobiliarias (122.352 millones de euros frente a 198.431 millones), lo que refleja la política de prioridades de este país en los últimos años, algo que puede explicar en buena medida (aunque hay otros condicionantes) que entre 2008 y 2011 hayan desaparecido 20.300 empresas industriales. De hecho, la producción industrial acumula ya dos años en recesión.
Un reciente estudio de la consultora PwC ponía de relieve la importancia de la industria para la economía nacional. Según sus cálculos, esta tiene, en general, un efecto multiplicador sobre el resto de la economía, generando en media de forma indirecta e inducida 1,61 euros de PIB y 1,43 empleos por cada euro de PIB y empleo directo. Pese a ello, y como recoge el informe, de acuerdo con datos del Ministerio de Industria, la intensidad inversora de la industria española se ha reducido entre 2000 y 2011 entre un 35% y un 70% “en la mayor parte de los sectoresâ€.
Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la industria española aportó el año pasado el 13,3% del PIB, frente a una media para los países de la Eurozona del 14,8%. Por sectores, el de alimentación, bebidas y tabaco, con 20.698 millones y 361.143 empleos, es con diferencia el que más pesa, seguido del sector metal con 15.068 millones y 314.553. A continuación está la industria química y farmacíéutica y el automóvil, que mueve 8.448 millones y emplea a 139.446 trabajadores.