La bolsa seguirá subiendo, pero no va a ser un paseo militar. Hacia arriba el camino está plagado de obstáculos que es necesario conocer para evitar convertir una inversión rentable en un fracaso.
La bolsa, aún en sus mejores momentos, no es una caja mágica en la que se mete un euro y se sacan cinco. Venimos de los 6.000 puntos del Ibex y acabamos de coronar los 10.000. Vista en el corto plazo, gráfico inferior, la ganancia es espectacular y da miedo subir a un tren que rueda a toda máquina. Pero si miramos con algo más de perspectiva, nos damos cuenta de que apenas si hemos salido del hoyo. El 11 de septiembre, el titular del blog La Bolsa de Cristal fue: Compre en bolsa lo que quiera, porque va a subir casi todo. El mercado nos ha dado la razón. Casi todo ha subido, pero la bolsa aún no está agotada. Hay mucho camino por delante y la incipiente recuperación, que de momento sólo ven venir los políticos, el señor Botín y algún empresario que la necesita con urgencia, permitirá recorrerlo. Pero a los inversores se le ha calentado la boca y el dinero está llegando a paletadas a la renta variable. Cuántas veces habríé oído en mi vida «los inversores no residentes acuden a la bolsa española». Luego, la realidad demuestra que no fue para tanto, pero sirve de acicate para los inversores nacionales, que no quieren ver los toros desde la barrera. Partiendo de la premisa de que la bolsa española es alcista, no es una temeridad entrar en ella, pero no en cualquier momento de la subida. í‰stos son algunos factores a vigilar. Riesgo de corrección El Ibex 35 se ha agotado antes de consolidar sobre los 10.000 puntos, mientras asistimos a una rotación de valores y al festival alcista de los chicharros. Estos dos fenómenos se dan siempre que el mercado ha corrido en exceso y se ha alejado de sus fundamentales. Porque una cosa es que la bolsa se anticipe a la economía y otra que lo haga tanto que ni por el espejo retrovisor la vea venir. Pero venir, viene, y este exceso de anticipación va a dar lugar a una corrección que ya se ha puesto en marcha, o está en puertas de hacerlo. Es difícil situar el objetivo de caída, pero observando el gráfico inferior, se percibe que una caída hasta los 9.500 puntos, o bien hasta cerrar el hueco dejado en los 9.470, no sería un desastre; antes al contrario, casi sería deseable. Estaríamos hablando de una caída desde los 10.037 del 5,6%, inferior por lo tanto al 6% perdido en la segunda quincena de agosto. Atentos a la rotación Tras haber alcanzado el Ibex los 10.000 puntos, se detectaron el martes pasado los primeros síntomas de cansancio. Ante ellos, es normal que los inversores recojan plusvalías de los valores que más han subido y roten hacia los que han quedado rezagados. Este es un proceso normal que no afecta a las tendencias, pero que entraña cierto riesgo para inversores noveles, ya que les puede ocurrir que entren en un valor, aunque sea de calidad, en el momento en el que otros inversores, que traen un billete de largo recorrido, estíén saliendo. Elegir el punto de entrada es fundamental, ya que se puede entrar en píérdidas a los diez minutos, a veces antes, de haber comprado. Nuestra primera recomendación es no comprar el día que la bolsa sube como un cohete. Al día siguiente, o dos o tres días más tarde, corregirá. Por lo tanto, hay que comprar en las ondas correctoras y no en las de impulso. Chicharros, no El segundo síntoma que alerta de una próxima corrección es el festival alcista que viven los valores de baja calidad, vulgarmente llamados chicharros, que no son otros que aquellos que están al borde de la quiebra o ahogados por las deudas. La violenta subida de los chicharros se da siempre que la onda de impulso alcista está agotada o a punto de hacerlo. Se trata de la reacción normal de los especuladores que, agotados los valores de calidad, buscan ganancias a corto debajo de las piedras. Pero si no se tiene experiencia, jugar con ellos, es jugar a perder. Ejemplos hay para llenar varios libros. Actualmente, estamos asistiendo a subidas como la de Reno de Medici, que avanza un día el 90% y baja el 45% al siguiente. La lista es muy larga, pero cuando vemos a Urbas subir el 90% en una sesión, seguido de Quabit, Suávitas, Service Point, Ercros, Inmobiliaria del Sur o Ezentis, por sólo citar los casos más llamativos, el sentido común lo que aconseja es coger el dinero y tomarse unas vacaciones bursátiles. Moderación La velocidad con la que nuestro principal indicador bursátil se ha movido al alza es insostenible. Las fases alcistas nunca se desarrollan de forma lineal. Las subidas están salpicadas de retrocesos que van moderando la velocidad de subida y permiten un relevo de inversores: los que venden, por considerar que ya ha subido mucho, y los que compran, pensando que puede subir más. En cualquier fase alcista, la alternancia entre ondas de impulso y ondas correctoras permite dibujar los típicos dientes de sierra, que siempre son ocasión de compra, y que dan fortaleza a las tendencias. La actual está pidiendo a gritos una corrección y, más pronto que tarde, la tendremos. No toque el MAB El Mercado Alternativo Bursátil (MAB) está viviendo una euforia bursátil anormal. Los especuladores se han tirado de cabeza a un grupo de empresas que cotizan en este mercado y que, generalmente, no son seguidas por las grandes firmas de análisis; básicamente, por su corta historia bursátil y su baja liquidez. Como ejemplo tenemos a Carbures, una empresa gaditana dedicada a la fabricación de elementos de fibra de carbono para la industria aeronáutica y automoción, entre otros sectores. Su cotización ha subido desde enero el 502% y, en octubre, avanza el 56%. Gowex, por sólo citar las dos más grandes, cuyo actividad se centra en montar redes Wifi en núcleos urbanos, ha subido desde enero el 319% y gana en octubre el 76%. Llama la atención que un total de siete empresas de este mercado, que han estado muy planas o bajando ligeramente desde junio hasta septiembre, entre los días 25 y 30 de este mes, se hayan disparado todas al alza. Hay que ser muy incauto para creer que ha sido un movimiento casual. Es una manipulación pura y dura por parte de los especuladores. No se le ocurra entrar en este juego. Tiempo habrá para ver cómo evolucionan sus respectivos negocios antes de invertir en ellas. Recoger la cosecha Deberíamos tener siempre nuestra cartera de renta variable dividida en dos: cartera básica y cartera especulativa. La primera, hay que comenzar a formarla en tiempos de crisis, o de hundimiento del mercado. Jamás se le ocurra hacerlo cuando la bolsa lleve tres años subiendo como una moto. Porque en este caso se habrá convertido en inversor a largo, por obligación. O dicho de forma más cruda, perdedor a largo. La cartera especulativa es para divertirse y sacarle al mercado un plus adicional de rentabilidad intentando aprovechar sus oscilaciones. En un mercado alcista no debe olvidar cual es el perfil de su cartera especulativa; sobre todo, cuando hay importantísimas plusvalías latentes, acumuladas en un espacio de tiempo muy corto. Y dado que se detectan los primeros síntomas de agotamiento en los valores de solera, que han sido los motores del Ibex, no estaría demás ir recogiendo la cosecha que ya estíé madura. Dependiendo de nuestro perfil, podemos vender toda la cartera especulativa a la espera de un recorte, o bien recoger la cosecha, lo que se debe interpretar como vendimiar, pero no arrancar la viña; es decir, vender las acciones necesarias para retirar del mercado las ganancias. Si se confirman nuestros temores de la proximidad de una corrección, podremos volver al mercado a precios inferiores a los actuales. No todo es bueno Hay que ser selectivo aunque la tendencia sea alcista, incluso en el caso de que nuestra intención sea operar a muy corto plazo. Una vuelta inopinada del mercado nos va a enganchar siempre y, en este caso, tendremos un valor de solera y cobraremos dividendos. Kostolany decía que si hemos sido buenos inversores lo dirán nuestros nietos. Y no me negarán, que a estos les dará más prestigio decir que el abuelo se ahogó en el Titanic que en una patera. Afrontar los 11.000 Cuando no hemos sido capaces de consolidar sobre los 10.000 puntos parece una temeridad poner la vista mil puntos más arriba. Si vuelve a mirar el gráfico inferior se dará cuenta que están ahí, casi a un tiro de piedra. Antes están los 10.500 puntos, pero en el gráfico no se observan resistencias dignas de mención en estos niveles. La subida del índice hará un alto en ella, pero su capacidad de resistencia es más psicológica que real.