Los inversores de Wall Street ya habían descontado que la Reserva Federal no rebajaría el nivel de sus estímulos monetarios. Por ello, su reacción no fue la de lanzarse a las compras una vez se ha conocido que la institución monetaria seguirá inyectando 85.000 millones de forma mensual en la economía estadounidense.
Por valores, casi la totalidad de los treinta componentes que conforman el Dow Jones cerraron en números rojos. Destacaron las caídas de Procter & Gamble (-1,14%), Verizon (-1,10%), la informática IBM (-1,08%) y la farmacíéutica Pfizer (-1,02%). Fuera del Dow Jones, General Motors, que antes del inicio de sesión anunció que ganó 698 millones de dólares en el tercer trimestre del año, cerró con una subida del 3,27%.
Es más, lo que que sucedió fue el contrario. Tras una primera reacción al alza, el parquíé neoyorquino incrementó el nivel de las píérdidas que arrastraba casi desde el inicio de sesión. Detrás de esa reacción está le hecho de que el comunicado emitido por la Fed, muy parecido al emitido en septiembre y que entonces disparó la alegría entre los operadores bursátiles, omitió esta vez una referencia que entonces apuntaba a que los ajustes fiscales podrían ralentizar el crecimiento de la economía y la creación de empleos en Estados Unidos.
Esta omisión fue interpretada en Wall Street como una señal de que el fin del estímulo monetario podría estar acercándose, o, por lo menos, más cerca de lo esperado por los analistas, lo que inundó de miedo el parquíé neoyorquino e hizo que, pese a las esperadas "buenas noticias", los mercados cerrasen a la baja.
Como consecuencia, tanto el Dow Jones como el S&P 500 se alejaron de los máximos que marcaron en la sesión precendente. En el caso del Dow Jones, la caída fue del 0,39%, hasta los 15.618 puntos, mientras que el S&P 500 cayó un 0,49%, hasta los 1.763 enteros, y acabó con cuatro sesiones consecutivas en verde. El Nasdaq, por su parte, retrocedió un 0,55% y se mueve en 3.930 unidades.
En otros mercados, el petróleo de Texas bajó el 1,50% y cerró en 96,77 dólares por barril, despuíés de conocerse que las reservas de crudo en Estados Unidos aumentaron en 4,1 millones de barriles, por encima de lo esperado, mientras que el oro se devaluó hasta 1.344,3 dólares la onza. La rentabilidad de la deuda estadounidense a diez años subió hasta el 2,537 %, mientras que el euro mantenía la tendencia iniciada a principios de semana ante el dólar y se devaluaba hasta cambiarse por 1,3737 dólares.
