INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: Los lí­mites del crecimiento, ayer y hoy...  (Leído 236 veces)

OCIN

  • Moderador
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 97.760
  • Karma: +8/-12
  • Sexo: Masculino
Los lí­mites del crecimiento, ayer y hoy...
« en: Noviembre 09, 2013, 11:06:58 am »
Por...  Carmelo Ruiz Marrero 




En 1972 un equipo de cientí­ficos del Instituto de Tecnologí­a de Massachusetts, dirigido por Dennis y Donella Meadows y comisionado por el Club de Roma (1), estudió la interacción del crecimiento poblacional y económico con los recursos finitos del planeta empleando una herramienta entonces novedosa: modelaje por computadora. Utilizando los más poderosos ordenadores de la íépoca, Meadows et al.manejaron grandes cantidades de cifras de variables como población humana, crecimiento industrial, producción de alimentos y contaminación ambiental, al igual que constantes, como los recursos naturales no renovables y los lí­mites de los ecosistemas del planeta (2).  Los resultados del estudio fueron estremecedores: si las tasas de crecimiento económico y de uso de recursos naturales continuaban, habrí­a un catastrófico colapso ambiental y económico en algún momento en el siglo 21.
 
El estudio y sus conclusiones fueron publicados en el libro Los Lí­mites del Crecimiento, que a menudo se le llama El Informe del Club de Roma. En las cuatro díécadas tras su publicación, Los Lí­mites del Crecimiento ha vendido 12 millones de copias y ha sido traducido a 37 idiomas. Es el libro de tema ambiental más vendido de todos los tiempos (3). A lo largo de los años ha sido objeto de apasionada discusión, elogios al igual que crí­ticas. A los 20 años los autores revisitaron su estudio y lo actualizaron en un libro titulado Más Allá de los Lí­mites. Luego en 2004 publicaron una edición actualizada en conmemoración de los 30 años de la publicación original.
 
Los Lí­mites del Crecimiento no pudo haber salido en un mejor momento, pues el principio de la díécada de 1970 fue un periodo crucial en el desarrollo del ecologismo moderno. Precursores del campo de la economí­a ecológica como Herman Daly, Kenneth Boulding y Nicolás Georgescu-Roegen estaban entonces publicando varios de sus más importantes trabajos. En 1971 el biólogo Barry Commoner publicó el valioso libro ambiental The Closing Circle, mientras que el ecólogo Howard T. Odum, pionero de la ecologí­a de sistemas y de la teorí­a general de sistemas, publicaba el igualmente importante texto Energy, Power and Society. Murray Bookchin publicaba para entonces sus ensayos teóricos y políémicos en los que combinaba la crí­tica social, el ecologismo, la militancia anticapitalista y el anarquismo, sobre los cuales erigió los fundamentos de la ecologí­a social. Sus ideas llevarí­an a la fundación del Instituto de Ecologí­a Social en Estados Unidos en 1974.
 
En junio de 1972, justo despuíés de la publicación de Los Lí­mites del Crecimiento, tomó lugar en Suecia la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Ambiente Humano, referida a menudo como la Conferencia de Estocolmo. Fue el primer evento de la ONU dedicado a la problemática ambiental, y llevó a la creación del Programa Ambiental de la ONU (PNUMA).
 
Tambiíén ese mes, se organizó en Paris un debate público sobre crecimiento económico vs. decrecimiento, presidido por el presidente de la Comisión Europea, Sicco Mansholt, y el eco-filósofo Andre Gorz, quien alegadamente fue la primera persona en utilizar el tíérmino “decroissance”. Mansholt se habí­a tornado en contra del crecimiento económico tras leer Los Lí­mites del Crecimiento. El evento, organizado por el periódico Nouvel Observateur y al cual asistieron unas tres mil personas, contó tambiíén con la participación del sociólogo y teórico alemán Herbert Marcuse, el filósofo francíés Edgar Morin y el ecologista inglíés Edward Goldsmith, publicador de la revista The Ecologist.
 
Según el ecologista catalán Joan Martí­nez Alier:
 
“No se habló todaví­a de cambio climático pero sí­ de la escasez de recursos, y además se discutió sobre el aumento de la población, los absurdos de la contabilidad macroeconómica del PIB, la felicidad, el capitalismo, el socialismo, el militarismo, la tecnologí­a y la complejidad.” (4)
 
El evento habí­a sido provocado principalmente por una carta que envió Mansholt tras leer el Informe del Club de Roma, a Franco Malfatti, entonces presidente de la Comisión Europea, puesto que Mansholt estaba por asumir próximamente. La carta tení­a un contenido ecologista radical que serí­a considerado controversial aún hoy dí­a. Dice Martí­nez Alier:
 
“Mansholt se pronunció (en la carta) muy claramente por un socialismo democrático planificado a escala europea. Tuvo propuestas directamente dirigidas contra las ganancias capitalistas, al suprimir la amortización acelerada de bienes de capital que se deduce de los impuestos (y que infla las ganancias) y al protestar contra la obsolescencia de los bienes de consumo duradero. Propuso introducir la certificación de productos reciclables que tendrí­an desgravaciones fiscales. Un arancel europeo a las importaciones protegerí­a esos productos reciclables certificados pues en caso contrario la competencia internacional impedirí­a esa producción menos dañina. Era partidario de prohibir la producción de muchos productos no esenciales.”
 
A los temas tratados en la carta de Mansholt, Morin y Gorz añadieron varios elementos en el foro ese dí­a de 1972, incluyendo el carácter de clase del movimiento ecologista, la crí­tica a la modernidad cartesiana y el rol cada vez más importante de las complejidades e incertidumbres. Los participantes tambiíén sumaron a los planteamientos de Mansholt crí­ticas al militarismo, especí­ficamente denunciando la guerra de Vietnam, y las pruebas nucleares francesas en el ocíéano Pací­fico.
 
El economista Georgescu-Roegen, uno de los más importantes precursores de la economí­a ecológica, escribió a los Meadows felicitándoles por su trabajo, pero tambiíén advirtiíéndoles que la gran mayorí­a de los economistas, casados intelectual y profesionalmente con la idea de crecimiento eterno, les atacarí­an. Efectivamente, su advertencia fue acertada. En la sección literaria del periódico New York Times, tres economistas tildaron Los Lí­mites del Crecimiento de “vací­o” y “engañoso”, “Menos que seudociencia y poco más que ficción políémica”. Y en un editorial, el semanario Newsweek lo clasificó como “disparate irresponsable” (5). 
 
Mientras que el repudio de economistas fue casi unánime, el informe fue acogido y celebrado por el ecologismo. "Hace 30 años era fácil para los crí­ticos despachar los lí­mites al crecimiento”, dijo el influyente ecologista Lester Brown, fundador del Instituto Worldwatch, al leer la edición del 30 aniversario. “Pero en el mundo de hoy, con sus pescaderí­as colapsando, bosques encogiíéndose, mantos freáticos bajando, arrecifes de coral muriendo, desiertos expandiíéndose, suelos erosionándose, temperaturas subiendo y especies desapareciendo, ya no es tan fácil hacerlo. Estamos todos endeudados con (el equipo que escribió Los Lí­mites del Crecimiento) por recordarnos de nuevo que el tiempo se nos está acabando” (6). El informe tambiíén ha sido elogiado por otros ecologistas de reconocimiento mundial, como el activista y autor Bill McKibben, Amory Lovins, gurú de las energí­as renovables, y Herman Daly, quien fue economista de alto rango del Banco Mundial y ahora aboga por una economí­a estacionaria de cero crecimiento (strady state economy), y muchos más.  A pesar de su talante tecnocrático y apolí­tico, el libro tambiíén ha recibido el reconocimiento y respeto de ecologistas progresistas.
 
Las defensas y ataques al Informe del Club de Roma continuaron por años y díécadas, y aún hoy el libro deja de quíé hablar.
 
Como ven, la propuesta decrecentista no tiene nada de nuevo. Y hoy es más vigente que nunca ahora que los pronósticos de los efectos del calentamiento global lucen cada vez más fúnebres, que las compañí­as de energí­a se embarcan en proyectos demenciales para extraer combustibles fósiles mediante tíécnicas insólitas como el infame fraqueo (fractura hidráulica), y que el bando progresista latinoamericano ofrece como alternativa al status quo neoliberal un progresismo desarrollista basado en un extractivismo suicida (7).
 
El decir que no hay alternativas viables al crecimiento económico y las polí­ticas extractivistas no es más que un lloriqueo. En todas partes del mundo hay movimientos alternativos y nuevas configuraciones sociales que no se cansan de mostrarnos el camino a futuros alternos (así­ mismo, en plural), nuevos pensamientos y nuevas formas de acción. A estas alturas, sólo hacen falta ojos para ver.
 
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
 
1) El Club de Roma es una organización privada y exclusiva fundada en la Accademia dei Lincei en Italia en 1968, compuesta por lí­deres empresariales, cientí­ficos, economistas, funcionarios de Naciones Unidas, y figuras polí­ticas de alto nivel, incluyendo jefes de estado pasados y actuales. Según su página web, se dedica a estudiar los problemas más apremiantes de la humanidad y formular escenarios alternativos para enfrentarlos. Sus miembros más notables han incluido a Mikhail Gorbachev y Vaclav Havel.
 
2) El equipo de los Meadows desarrolló el programa de simulación World3, el cual era una versión avanzada de World2, programa creado por Jay W. Forrester, ingeniero de computadoras especializado en teorí­a de sistemas. Forrester fundó la disciplina de dinámica de sistemas, la cual analiza el comportamiento de sistemas complejos mediante modelos matemáticos. Aplicó la dinámica de sistemas a ciclos económicos industriales en su libro Industrial Dynamics, y luego aplicó su modelo a los problemas sociales y la planificación urbana en su libro Urban Dynamics.
 
A fines de la díécada de 1960, Forrester le comunicó a los lí­deres del reciíén fundado Club de Roma su interíés en aplicar la dinámica de sistemas para analizar los problemas de la sustentabilidad ecológica a nivel global. Tras el Club de Roma expresar interíés en su propuesta, Forrester escribió el programa de simulación mundial World2, y en 1971 publicó el libro World Dynamics, en el que expresa sus preocupaciones acerca del crecimiento económico ilimitado dentro de un sistema limitado, como lo es nuestro planeta.
 
3) Christian Parenti “'The Limits to Growth': A Book That Launched a Movement: This mega-bestseller has been attacked repeatedly since its publication forty years ago, but its warnings about the climate were alarmingly prescient” The Nation, diciembre 24 2012. http://www.thenation.com/article/171610/limits-growth-book-launched-movement#
 
4) Joan Martí­nez Alier “Macroeconomí­a ecológica, metabolismo social y justicia ambiental” Revista de Historia Actual, Vol. 9, Núm. 9 (2011)
 
5) Parenti.
 
6) Lester Brown. http://www.chelseagreen.com/bookstore/item/limits_to_growth:paperback/praise/
 
 
7) Carmelo Ruiz Marrero “El Nuevo progresismo Latinoamericano y el extractivismo del siglo XXI” CIP Americas Policy Program, 31 de enero 2011 http://www.cipamericas.org/es/archives/3913; Ruiz Marrero “Gobiernos progresistas siguen apostando al extractivismo” Monitor de Energí­a y Ambiente de Amíérica Latina, 17 de octubre 2010 http://energyandenvironmentmonitor.blogspot.com/2010/10/gobiernos-progresistas-siguen-apostando.html; http://carmeloruiz.blogspot.com/search/label/Extractivismo
 
 
Carmelo Ruiz Marrero
Monitor de Energí­a y Ambiente de Amíérica Latina
http://energyandenvironmentmonitor.blogspot.com/


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...