La operadora de telecomunicaciones Ono ha puesto fecha para su estreno en bolsa. Si todo sigue el curso previsto, la compañía trabaja con un calendario para que su debut tenga lugar en primavera de 2014, según fuentes involucradas en el proceso. El cambio de percepción sobre el mercado español y las expectativas de un cambio de ciclo han impulsado al equipo presidido por Josíé María Castellano para dar este salto, esperado por el grueso de sus accionistas desde hace mucho tiempo.
El objetivo de salir a bolsa ha estado siempre en el frontispicio corporativo de Ono. Hace sólo dos meses, a la vuelta del verano, su consejera delegada, Rosalía Portela, volvió a recordar que este hito seguía siendo un objetivo "prioritario" y que lo llevarían a cabo "en cuanto se pueda", a poder ser en un "futuro no muy lejano". Y ese momentum parece haber llegado, pues la operadora ha comenzado la contratación de los servicios corporativos necesarios (banca de negocios, abogados…) para ejecutar la decisión.
Esta semana (jueves 14 de noviembre), Ono presentará resultados del tercer trimestre. Hasta la fecha, sus números han sorteado la crisis, asentándose como proveedor alternativo de servicios integrales (telefonía fija, banda ancha e internet, además de móvil). Así, al cierre de 2012, la compañía cerró con 4,7 millones de servicios, una facturación de 1.600 millones, de la que obtuvo 752 millones de EBITDA y 52 de beneficio, y un ingreso medio por cliente de 52 euros.
Según información pública corporativa, Ono tiene una deuda neta global de 3.400 millones de euros, que representa un ratio de 4,6 veces EBITDA, por la que paga un interíés medio del 8,5%. El total de la carga está repartida en distintos tramos y categorías, que va de los 824 millones de deuda bancaria (4,8%), a los 2.262 millones de bonos corporativos repartidos en tres emisiones (8,875%) y a los 467 millones de deuda subordinada (11%), con un calendario de pagos aplazado hasta 2018 y 2020.
La salida a bolsa abre la puerta de salida para los fondos de inversión accionistas (CCMP Capital, Providence, Thomas H. Lee, Quadrangle, General Electric, Caisse Depot, Santander…), que llevan años esperando a poner en valor la compañía para materializar su desinversión. El proceso puesto en marcha puede derivar en otro tipo de operación si de manera paralela algún comprador industrial, como puede ser Vodafone, valora mejor a Ono, dada la actividad de consolidación existente en el sector.
Este horizonte de expectativas positivas hace que algunas compañías se atrevan a mirar al parquíé. De momento, el candidato fijo en esa quiniela es AENA, el gestor público de aeropuertos, que ha iniciado ya el proceso de privatización del 60% de su capital. El otro seguro es Applus+, la firma de inspección y certificaciones controlada por el fondo Carlyle, que ya trabaja en un plan para soltar el negocio que compró en 2007, en la cumbre de la burbuja de críédito, por 1.500 millones de euros.
Otros candidatos para cotizar se han autoseñalado, como la compañía aíérea Air Europa. Su presidente y propietario, Juan Josíé Hidalgo, afirmó la semana pasada que ha encargado la valoración de la aerolínea, así como la de la matriz Globalia, para saber si la tasación responde a sus intereses y a los del resto de accionistas (Banco Popular, Unicaja y Grupo Matutes). Y aunque nunca es el momento, quiíén sabe si la próxima privamera se demuestra que lo de la recuperación no es un cuent