El futuro de Meliá pivota sobre dos ejes: la reestructuración de su deuda de 1.107 millones de euros y su transformación en una compañía gestora con algunos activos estratíégicos en propiedad. En el último año la cadena que preside Gabriel Escarrer ha dado un vuelco a su calendario de vencimientos tras reducir su exposición a la deuda bancaria en favor del mercado con la emisión de bonos convertibles por 250 millones de euros.
La operación le ha permitido aplazar a 2018 el pago 570 millones de euros de deuda que tenía que le vencían entre 2013 y 2014. La maniobra de acudir al mercado le ha permitido amortizar los 312 millones de euros del críédito sindicado vinculado a covenants que le vencían entre este año y el que viene y cambiarlo por una emisión de bonos convertibles en 2018 con un interíés del 4,5%.
El objetivo de hotelera mallorquina, que tiene unos vencimientos de 416 millones de euros (200 millones de bonos convertibles) en 2014 es seguir explorando los mercados de capitales para prolongar los pagos entre cinco y siete años y equilibrar la estructura de capital hacia un escenario de 50% de financiación bancaria y 50% de mercado de capitales. Por ello, Meliá estudia volver a emitir deuda.
A su vez, dentro de la estrategia de desapalancamiento, la cadena potenciará la generación de caja y las ventas de activos entre este año y el que viene. El objetivo es soltar ladrillo por un mínimo 100 millones de euros al año, aunque en este ejercicio no haya procedido a la venta de ningún hotel. La última operación que firmó fue el 21 de diciembre de 2012 cuando procedió a la venta del Tryp Bellver por 30 millones de euros generando una plusvalía de 18,7 millones de euros.
La venta de inmuebles tambiíén forma parte de los planes de la cadena de convertirse en una compañía gestora como Marriott o Hilton. Según la hoja de ruta elaborada por la compañía, en 2014 espera que el 67% de su cartera estíé bajo de contratos de gestión o franquicia frente al 55% actual. Así, las habitaciones en propiedad pasarían a suponer el 15% del total frente al 25 actual y el número de habitaciones que explota bajo contratos de alquiler serían el 18%. A su vez, Meliá quiere fortalecer su posicionamiento en upscale (cinco y cuatro estrellas) y premuim bajo la enseña ME. El objetivo es que el año que viene las habitaciones de cinco y cuatro estrellas supongan el 45% de su cartera frente al 36% actual y que los premium sean el 13%. Por su parte, el midscale se reducirá al 42% del total frente al 52% que supone actualmente.
España perderá peso
A su vez, los planes de la cadena contemplan que España vaya perdiendo peso en el computo global en favor de la diversificación geográfica. Los mercados que más van a crecer son Asia y Amíérica. De aquí a un año, Meliá espera tener el 10% de sus habitaciones en el continente asiático (a finales de 2012 era el 3%) y el 32% en Amíérica, que ya aporta el 58% del ebitda, mientras España pasa de suponer el 45% del total al 31%.
En los primeros nueve meses del año reforzó la presencia Amíérica Latina con las incorporaciones en el pipeline del M. Puerto Ordaz en Venezuela y el Innside Santos en Brasil. Tambiíén hay que destacar la e firma del ME Dubai.