Por... Steve H. Hanke
El Banco Mundial ha estado produciendo su reporte anual Haciendo Negocios desde 2004 y el ranking en su edición de 2014 ubica a Hong Kong en la segunda posición de las 189 economías incluidas, en contraste con la posición no. 96 para la China continental. Esto difícilmente parece ser algo controversial.
Su ranking, basado en 10 factores que reflejan la facilidad con que los empresarios y negocios pueden desempeñar actividades económicas en determinada economía, ofrecen una manera imparcial de analizar el ambiente de negocios.
Despuíés de todo, con tantos datos poco fiables saliendo de las oficinas estatales de estadísticas oficiales estos días, parecería ser una herramienta útil —no solo para los negocios, sino tambiíén para los gobiernos. De hecho, desde 2005, un total de 1.940 reformas se han implementado en distintos países que han mejorado su posición en el ranking.
Como resultado, sin embargo, unos pocos países (específicamente aquellos con una posición menos favorecida en el ranking) no están muy contentos con el reporte.
Mientras que algunos líderes mundiales han visto en la posición relativamente baja de sus países en el ranking un reto para implementar reformas económicas, otros países —el más destacado es el caso de China— han estado presionando al Banco Mundial para que elimine los rankings y debilite el análisis hasta dejarlo relegado a la irrelevancia.
De hecho, bajo la presión de China y otros, el presidente del Banco Mundial Jim Yong Kim comisionó un panel para “estudiar†los rankings de Haciendo Negocios y presentar recomendaciones para realizar “mejorasâ€. No debería sorprender que la comisión haya recomendado eliminar los rankings ordinales y pasar a una evaluación menos vergonzosa de cada país.
Las recomendaciones del panel no son nada más que un intento ligeramente disfrazado de vaciar de sustancia al reporte. Eliminar los rankings ordinales y “reformar†la metodología del reporte tendría el efecto de destruir completamente su credibilidad y utilidad como una herramienta para el diseño de políticas públicas.
Afortunadamente, el reporte Haciendo Negocios tiene un aliado muy importante —el presidente Kim. Una campaña para salvar al reporte tambiíén ha sido montada por el co-fundador del reporte, el ex vicepresidente del Banco Mundial Michael Klein.
Estos conocedores del Banco Mundial reconocen un hecho simple —uno que muchos empresarios, políticos, burócratas y economistas como yo, desde hace mucho hemos comprendido. El reporte Haciendo Negocios representa una de las pocas medidas uniformes y objetivas para medir el progreso de la reforma económica a travíés del tiempo.
Las medidas objetivas como Haciendo Negocios son importantes porque como el difunto profesor Oskar Morgenstern documentó en su clásico ensayo “Acerca de la precisión de las observaciones económicasâ€, la incompetencia y la prestidigitación caprichosa de muchos gobiernos varias veces resultan en que las cifras oficiales sean menos que confiables.
La solución a este problema es desarrollar estadísticas imparciales, utilizando datos objetivos. Mientras que cifras oficiales y a nivel macro como el PIB per cápita son importantes, tambiíén deben ser complementadas con datos a nivel micro acerca de factores como el cumplimiento de los contratos y el acceso a la electricidad.
Aquí es donde contribuye el reporte Haciendo Negocios. En lugar de depender de las frecuentemente dudosas estadísticas oficiales, el reporte utiliza datos recolectados de más de 9.000 contadores, abogados, ingenieros, y otros profesionales de negocios de alrededor del mundo. El reporte provee datos vitales acerca de las fortalezas y debilidades estructurales de determinada economía.
Por “estructuralesâ€, simplemente me refiero a las “reglas del juego†para empresas pequeñas y medianas —en resumen, los costos regulatorios impuestos por el Estado al establecimiento, administración y cierre de una empresa en determinada economía.
El caso de China y su posición en el reporte Haciendo Negocios es algo extraño. Despuíés de todo, el pragmatismo chino considera seriamente el proverbio de “buscar la verdad en torno a los datosâ€. Además, este proverbio ha guiado bien a China por casi cuatro díécadas.
De acuerdo al difunto profesor ganador del Premio Nobel Ronald Coase y al profesor Ning Wang en su reciente libro, Cómo China se volvió capitalista, esta estrategia ha producido múltiples revoluciones marginales que han traído de vuelta el emprendimiento y desatado fuerzas de mercado fuera de los límites impuestos por el socialismo. Como resultado, China ha experimentado una de las transformaciones y bonanzas económicas más prolongadas en la historia.
La clave para China de ahora en adelante será continuar haciendo las reformas marginales que ponen una mayor porción de la economía fuera del alcance de la mano muerta del socialismo —reformas similares a las que ha propuesto el Centro de Investigaciones para el Desarrollo del Consejo del Estado, o a las que ha propuesta el “Sr. Mercado†de China, Wu Jinglian.
El reporte Haciendo Negocios debería ser una pieza clave detrás de este esfuerzo.
Mientras Kim se mantenga firme y preserve el reporte, como es actualmente, China tendrá acceso a un marco valioso de políticas públicas para implementar reformas económicas adicionales y una vara de medición objetiva para determinar su progreso.
En lugar de sentirse avergonzado por la posición actual de su país en el ranking de Haciendo Negocios, el gobierno chino debería verlo como un reto y un llamado a realizar otra u otras revoluciones marginales.
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