Si no lo evita un nuevo ataque, Javier Monzón seguirá al frente de Indra, empresa a la que llegó hace 23 años de la mano del PSOE. El presidente de la empresa de consultoría y defensa ha conseguido enfriar los planes del Gobierno para sustituirle, despuíés de que el Estado tomase el 20% del capital de la compañía el pasado mes de agosto. La intercesión de Su Majestad el Rey ha sido clave en el blindaje.
Fuentes del consejo de administración de Indra han reconocido a El Confidencial que una parte del Gobierno se ha movilizado para provocar el relevo del primer ejecutivo de Indra despuíés de más de dos díécadas al frente del grupo. El propio Javier Monzón ha admitido a este medio tener constancia de esas maniobras de personas próximas a Moncloa por remplazarle, aunque ha matizado que cuenta con la confianza del ministro de Defensa, Pedro Moreníés. Otras fuentes no sostienen esta misma versión sobre la postura del que fuera secretario de Estado en Interior.
En una conversación con este medio, Monzón ha señalado no tener ningún problema en dejar la presidencia si el consejo de administración así lo decide, un órgano de gestión que desde hace dos meses tiene a dos miembros nombrados por el Gobierno: a Juan Carlos Aparicio, exministro de Trabajo durante el mandato de Josíé María Aznar, y a Adolfo Meníéndez, subsecretario tambiíén con el líder del PP y exconsejero de varias empresas privatizadas por el Ejecutivo del partido conservador (Telefónica, Tabacalera, Renfe y Construcciones Aeronáuticas).
Dos consejeros que, junto con otros que están molestos por la evolución de las cuentas de la compañía, afectadas por los recortes en la Administración, podrían echarle un pulso al experto en Ciencias Económicas. Dos de los que no están satisfechos con la evolución del grupo son los representantes de la familia March, que registra píérdidas del 25% desde que en 2009 compró el 11% del capital a Gas Natural a travíés de Corporación Financiera Alba. Es una de las peores inversiones de la cartera de los reputados inversores.
Monzón llegó al cargo de la mano de Felipe González, con el que ha hecho extraños negocios recientemente, y ha conseguido mantenerse tras la privatización de 1999 pese a la alternancia en Moncloa entre el PSOE y el PP. Fuentes del consejo de administración de Indra reconocen que el Gobierno, con un agujero monumental en las cuentas públicas, no se ha gastado 350 millones en comprar la participación del 20% que poseía Bankia para proteger una compañía que tiene un carácter estratíégico por su negocio vinculado a Defensa.
Las mismas fuentes explican que con cualquier medida de limitación de voto o la imposición de una acción de oro habría sido suficiente para blindar a Indra de cualquier inversor incómodo, como un fondo soberano de un país árabe o ajeno a los miembros de la OTAN.
Dos exministros al acecho
Monzón asegura estar tranquilo pese a ser consciente de las maniobras de cierto sector del Gobierno y asevera desconocer que el rey Juan Carlos I haya mediado en su favor. Admite su cercanía con el monarca, pero basada en las relaciones institucionales que Indra ha tenido con la Corona y por el interíés de Su Majestad en los asuntos relacionados con la tecnología aplicada a la defensa. Desde la Casa Real han desestimado hacer ningún comentario sobre esta información, si bien reconocen la afinidad entre ambos.
Otras fuentes de toda solvencia garantizan que ha sido el jefe del Estado el que ha intervenido para frenar el acecho a la cúpula de Indra. Empresarios próximos al monarca confirman el movimiento. Monzón, consejero de la ACS de Florentino Píérez, comparte asiento con los Albertos, íntimos del titular de la Corona.
La figura de Don Juan Carlos tambiíén se relaciona con uno de los nombres que han sonado como candidatos para sustituir a Monzón. Uno de ellos es Eduardo Serra, otro político y empresario que estuvo en varias legislaturas tanto con UCD como con el PSOE y el PP. Su apellido se vincula con la creación de una nueva empresa estatal de defensa, de la que formarían parte Indra y Navantia y en cuyo diseño está participando el Consejo Nacional de Inteligencia (CNI).
Otro de los que se barajó meses atrás fue Josep Piquíé, que finalmente se decantó por elegir el puesto de consejero delegado de OHL, controlado por el veterano Juan Miguel Villar Mir, tambiíén hombre de confianza de Su Majestad. Las relaciones entre el exministro y Monzón nunca fueron distendidas.