La caída de Fagor Electrodomíésticos puede provocar un efecto tsunami sin precedentes en la Corporación Mondragón. Eoski es, según todas las fuentes consultadas, la que está en una situación más peligrosa, especialmente delicada por el gran peso de su deuda, y se agrava además despuíés de que sus compromisos a corto plazo, a menos de un año, se hayan disparado un 48% en sólo seis meses.
Al cierre del primer semestre del ejercicio fiscal, el pasado 31 de julio, la empresa tenía contabilizado un pasivo corriente de 310 millones de euros, frente a los 209 millones que sumaba a 31 de enero, cuando se cerró su año anterior.
La deuda a largo plazo se ha reducido, en cambio, de 2.227 millones a 2.115 millones de euros, pero eso no permite aliviar la situación inmediata de la compañía. En total, el pasivo financiero de Eroski se eleva así a 2.995,4 millones, incluyendo no sólo los críéditos pendientes con la banca sino tambiíén príéstamos con terceros y aportaciones financieras. Lo peor además es que la empresa lleva acumuladas unas píérdidas desde el año 2008 de 435 millones de euros, con una caída imparable de sus ventas.
Ante todo ello y despuíés de varias refinanciaciones de su deuda, la banca aceptó el pasado enero llevar a cabo una nueva reestructuración a cambio, eso sí, de que Eroski asumiera una serie de compromisos que ahora corre el riesgo de saltarse.
Aplazamiento
La empresa ha logrado aplazar el pago de los 2.425 millones de euros que tiene de deuda hasta el año 2017, pero su problema es que tiene vencimientos ya, a los que apenas puede hacer frente, lo que ha forzado a los bancos a forzar con nuevas exigencias. Para empezar han reclamado que acelere su plan de desinversiones, que supondría desprenderse de las gasolineras o de Caprabo -la firma vasca compró la catalana en 2007 en una transacción valorada en 1.700 millones de euros, lo que disparó su deuda provocando los problemas que arrastra ahora- para reducir así deuda y poder atender los pagos pendientes.
Eroski niega tajantemente que Caprabo estíé en venta e insiste, en la misma línea, en que si vende activos será cuando las condiciones del mercado lo permitan y siempre en el terreno inmobiliario. "No nos desprenderemos de negocio alguno", aseguran. En el sector se asegura, sin embargo, que la realidad es otra y que la compañía no encuentra comprador a pesar de pedir tan sólo 500 millones de euros por Caprabo, lo que implicaría unas minusvalías de 1.200 millones. en esa operación.
Al margen de la venta de activos para reducir su endeudamiento, fuentes bancarias han confirmado al elEconomista, que están reclamando a Eroski que resuelva el litigio con los inversores de las Aportaciones Financieras Subordinadas (AFS), cuyo montante asciende a 660 millones, a travíés de un canje de las mismas por otros instrumentos financieros.
Esta operación conllevaría una importante quita para los ahorradores, pero permitiría a la cooperativa reducir claramente su nivel de endeudamiento, mejorar su liquidez y recapitalizarse. En su articulación no estaría sólo Eroski, sino que tambiíén está intermediando Kontsumobide, la oficina de consumo del Gobierno vasco, a ins- tancias del Parlamento vasco, ante el alto número de quejas que recibe de los ahorradores.
El canje de las AFS por otros instrumentos financieros, que pudieran ser bonos con fecha de vencimiento, permitiría a la empresa contabilizar una plusvalía al recuperar las aportaciones a un precio inferior al de emisión y seguir manteniendo parte colocada en los bonos.
La presión de la banca, con el Santander, BBVA y La Caixa a la cabeza, va en cualquier caso en aumento cada día que pasa. Y es que quieren garantizarse que la firma de distribución de la Corporación Mon- dragón cumple con todos los compromisos de rentabilidad pactados en el contrato de refinanciación -los denominados covenants-.
Y es que despuíés de que las ventas hayan caído un 7,4%, hasta colocarse en 2.885 millones, y de que la matriz, vinculada al negocio de distribución, registre ya dos semestres seguidos en píérdidas, no son ni mucho menos motivos para la tranquilidad