Ni La Caixa, ni BBVA, ni Banco Santander ni un fondo de inversión en solitario. El candidato oficial de la Xunta de Galicia para vender Novagalicia es Banesco, un banco venezolano que ya ha puesto su semilla en España. La entidad latinoamericana iría en compañía de Guggenheim, el fondo estadounidense que había acordado su entrada en el capital del banco nacionalizado con el actual presidente, Josíé María Castellano.
Según fuentes próximas al Gobierno, Alberto Núñez-Feijóo ha comunicado al Ministerio de Economía que el candidato ideal para quedarse con Novagalicia es Banesco. La entidad venezolana ya compró el pasado año el 44% de Banco Echevarría que era propiedad de la antigua caja gallega, operación que permitió a su presidente, Juan Carlos Esconet, conocer de primera mano el balance de la entidad pública.
Esconet ya se ha reunido con Núñez-Feijóo, con el que se ha comprometido a mantener la sede social y la fiscal entre La Coruña y Vigo. Un asunto vital para el presidente de la Xunta de Galicia, que ha visto cómo en los últimos años ha perdido a varias de las otrora empresas emblemáticas de la región, como Pescanova, el grupo de cable R y las dos propias cajas locales. Banesco tambiíén ha dado su palabra para mantener a Josíé María Castellano como primer ejecutivo y a Cíésar González Bueno como número dos, elemento esencial para asegurarse que la gestión se queda en Galicia.
Según otras fuentes, la oferta del banco venezolano no sería en solitario, sino que iría de la mano de Guggenheim, el fondo que trajo el que fuera vicepresidente de Inditex y con el que se juega parte de su credibilidad. El problema de este inversor es que no dispone de los 700 millones de euros que el FROB exige como depósito previo para cubrir posibles contingencias futuras en el banco, garantía que si que aportaría Banesco.
Castellano siempre sostuvo que detrás de su candidatura como presidente, cargo al que accedió a mediados de 2011, había 1.000 millones de euros aportados por diversos fondos institucionales que nunca aparecieron. Al contrario, el impulsor del íéxito de Zara tuvo que recurrir a la aportación de grandes fortunas locales para una primera ampliación de capital que fue todo un fracaso. Empresarios como Manuel Jove o los dueños de Rianxeira, Coren, Azkar, Hierros Añon o San Josíé perdieron los 70 millones que invirtieron a petición de la Xunta tras el segundo rescate decidido por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria. El Estado ha inyectado cerca de 9.000 millones de euros en Novagalicia, de los que apenas va a recuperar nada.
El FROB pide que las ofertas finales de los candidatos incluyan una prima de control y, a ser posible, la no solicitud de ayudas públicas. Aunque el presidente del ente estatal, Antonio Carrascosa, estimó el valor del banco público en 1.500 millones cuando vendió Evo Bank a Apollo, varios de los interesados han indicado que Novagalicia no vale nada.
Otros aseguran que La Caixa ha aceptado pagar cerca de 300 millones por extender su tupida red de oficinas por el norte de España. La caja catalana es uno de los que más esfuerzo ha realizado por allanar el camino antes de abrirse el proceso formal, con reuniones formales con Núñez-Feijoo y con el Gobierno central. Sin embargo, la respuesta de ambos ejecutivos ha sido muy distante, por lo que en Barcelona sospechan que hay un acuerdo tácito para que Novagalicia se adjudique a un “amigo†de la Xunta.
Junto a Banesco, BBVA, Santander, La Caixa y Guggenheim, por la subasta de las antiguas Caixanova y Caixa Galicia se han interesado los fondos WL Ross, J.C. Flowers y Anchorage. Unos inversores que, sin embargo, no tienen capacidad para hacer una operación en solitario, según distintas fuentes próximas al proceso. El FROB indicó ayer que las ofertas deberán presentarse el próximo 13 de diciembre, día en el que seleccionará a tres finalistas que deberán hacer una subasta con mejoras. Se espera que la adjudicación sea antes de Navidad.
