Mientras Repsol trata de apagar el incendio que la mexicana Pemex le ha abierto en la línea de flotación accionarial, Carlos Slim, el hombre más rico de Latinoamíérica y la mayor fortuna del mundo según Forbes, ha doblado su apuesta por YPF, el otro frente que ocupa y preocupa a Antonio Brufau. Según distintas fuentes, el socio de La Caixa ha sido el mayor inversor de la reciente emisión de bonos de la compañía petrolera argentina expropiada al grupo español.
Fuentes próximas a YPF han confirmado la inversión de Carlos Slim, que mantiene una excelente relación con Miguel Galuccio, el nuevo consejero delegado del grupo nacionalizado por Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, han declinado concretar el importe que suscribió el multimillonario mexicano, que ya es accionista directo de YPF.
La compañía argentina realizó el pasado 1 de octubre su primera emisión de bonos desde que el Gobierno de la política peronista confiscó el 54% del capital del grupo energíético a Repsol. El desplome en bolsa de la acción, los problemas de gestión derivados de la expropiación y las demandas judiciales presentadas por la española se tradujeron en un cerrojazo por parte de los inversores.
Un boicot de año y medio que YPF consiguió superar al vender hace mes y medio bonos corporativos por 150 millones de dólares. La emisión, pequeña pero muy significativa por su efecto abrelatas, fue cubierta con amplitud entre inversores estadounidenses, según el comunicado oficial de la empresa argentina, que evitó identificar a los compradores. Entre ellos estaba una sociedad de Carlos Slim, que ya ha ganado mucho dinero con su apuesta por la petrolera latinoamericana.
En junio de 2012, la mayor fortuna del mundo se hizo con el 11% de YPF a travíés de dos de sus empresas, Grupo Financiero Inbursa e Inmobiliaria Carso, ambas de origen mexicano y propiedad de la familia. La operación respondía a la ejecución de la garantía de un príéstamo impagado por parte del Grupo Petersen, un inversor argentino al que Repsol llegó a vender el 25% de la empresa. Estos socios locales –los Eskenazi– nunca llegaron a poner un dólar, ya que la adquisición fue financiada con críéditos de Repsol por 1.542 millones de euros y de Slim. La española tambiíén les ejecutó.
Pero el inversor mexicano ha recuperado lo que le prestó a los Eskenazi, gracias a la subida de casi el 150% de YPF en bolsa en los últimos doce meses. Su 11% tiene un valor de 1.060 millones de dólares, importe que supera lo prestado a estos inversores locales. A esa cifra hay que añadir los cerca de 50 millones de euros que Slim ha destinado, según distintas fuentes, a comprar bonos de la argentina.
El movimiento no es baladí por varios motivos. Uno de ellos es que el billionaire es un socio íntimo de La Caixa, entidad cuyo presidente, Isidro Fainíé, mantiene agudas diferencias con Antonio Brufau. De hecho, Slim tiene una participación minoritaria en CaixaBank, mientras que el banco con sede en Barcelona posee un 10% de Inbursa, el brazo financiero de la gran fortuna mundial.
Además, Míéxico, a travíés de Pemex, quiere convertirse en partner preferente de Argentina, país al que se ha ofrecido para financiar la explotación de los yacimientos de Vaca Muerta, la joya de shale gas que fue expropiada a Repsol y por la que la española reclama una compensación de 10.000 millones de dólares. YPF, que asegura querer llegar a un pacto, apenas le ofrece 1.500.