Noche de negociación hasta la madrugada. Casi sin solución de continuidad a otras grandes operaciones, Banco Popular firmó ayer miíércoles un pliego de condiciones para vender su inmobiliaria Aliseda al fondo de inversión Centerbridge por un precio superior a los 500 millones de euros. Según fuentes financieras, la operación está sujeta a detalles formales, que deberán estar resueltos antes del próximo día 5 de diciembre, fecha de la firma oficial de la transacción.
Casi al mismo tiempo que Santander, que acaba de cerrar la venta de su inmobiliaria Altamira Real Estate al fondo de inversión Apollo, la dirección del Banco Popular encargó un proceso de venta para su filial Aliseda a la vuelta del verano a la consultora KPMG. El apetito existente en el mercado y la necesidad de hacer caja con su cartera de stock inmobiliario animaron a ambas entidades, que se marcaron como objetivo cerrar sendos mandatos antes de fin de año.
En el caso de Aliseda, el formato de subasta competitiva hizo que las ofertas más bajas representadas por Fortress, Willbur Ross y Lone Star quedaran fuera en el primer corte. Las expectativas del equipo comandado por el consejero delegado Francisco Gómez pasaban por sacar más de 500 millones de euros, por lo que la venta se quedó reducida a una terna de candidatos formada por los fondos de inversión estadounidenses Cerberus, Centerbridge y Kennedy Wilson.
Todos los finalistas cuentan ya con activos inmobiliarios en su poder. Por un lado, Cerberus se hizo con la plataforma de gestión de Bankia, por la que apenas pagó 30 millones, dado que no incluía bienes, ya trasladados a Sareb. Por otro, Centerbridge fue el primero en tomar posiciones con la filial de Banesto, mientras que Kennedy Wilson compró la gestora de CatalunyaCaixa que aglutinó los activos embargados durante la crisis, ahora traspasados al 'banco malo'.
La operación de Aliseda es bastante distinta. La inmobiliaria del Banco Popular tiene activos por importe de 12.000 millones y una cartera de príéstamos de 8.000 millones. Estas magnitudes hicieron que la compañía arrojara unas píérdidas de 910 millones al cierre de 2012, fruto de las dotaciones que tuvo que hacer el banco para cubrir la entrada de fallidos (1.200 millones), lo que obligó a una ampliación de capital (514 millones) para equilibrar su patrimonio.
La transacción estaba muy atada. En la reciente presentación de resultados del tercer trimestre, el consejero delegado confirmó que se cerraría en breve. La decisión, sin embargo, venía encaminada desde comienzos de año, cuando se creó la nueva unidad de Negocio Especializada, encargada entre otros finas de liberar liquidez mediante desinversión y gestión de los activos inmobiliarios. La salida de Pedro Rodera, director general de Aliseda, antes del verano fue la última señal.