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El oro, considerado uno de los refugios más seguros en tiempos de crisis, vivió una semana de pronunciadas bajas de su precio en un entorno de persistente preocupación por el futuro de la política monetaria estadounidense.
Expertos de la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos coincidieron en que se necesitan señales convincentes de mejoras económicas, pero no se ponen de acuerdo sobre el momento idóneo para comenzar la reducción del estímulo.
El presidente de la institución, Ben Bernanke, dijo recientemente que la entidad mantendrá sus políticas ultra expansivas el tiempo que sea necesario y que comenzará a reducir las compras de bonos cuando exista una mejora sostenida del mercado laboral.
Los funcionarios quieren tener evidencias de un crecimiento durable del empleo antes de decidir una reducción del programa de incentivo, añadió.
Datos económicos provenientes de la nación norteña, interpretados como señales de mejoría, y la disminución de la demanda de Asia, presionaron los valores del lingote.
En dicho entorno, el oro subió la víspera 31 centavos y se negoció a mil 242 dólares la onza, aunque registró su mayor caída semanal en más de dos meses.
En lo que va del año, el metal retrocedió alrededor de 25 por ciento ante las expectativas de que la FED reduzca sus estímulos monetarios. La institución mantiene las tasas de interíés cerca de cero desde fines de 2008, en pleno auge de la crisis global, con el objetivo de estimular la economía.
En octubre pasado decidió dejar su programa de compras mensuales de bonos en 85 mil millones de dólares.
Acorde con analistas, en los últimos años la política monetaria ultra expansiva de la FED ha sido clave en la escalada del oro porque mantiene bajas las tasas de interíés y aviva temores inflacionarios.
Sus funcionarios se reunirán los días 17 y 18 de diciembre próximo, aunque la mayoría de los expertos no cree que comenzarán a recortar las compras de bonos hasta los encuentros siguientes en enero o marzo de 2014.