Una llamada del presidente de Míéxico, Enrique Peña Nieto, al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ha forzado hoy la convocatoria de una reunión a tres bandas en Buenos Aires para poner fin de forma pactada al conflicto que Repsol y el Gobierno argentino arrastran desde la expropiación de YPF en abril de 2012. El presidente mexicano le dijo a Rajoy que se trataba “de la definitivaâ€, despuíés de que la petrolera estatal mexicana, Pemex, accionista de Repsol con un 9,3% del capital, intermediara en julio con un pacto que el consejo de la compañía española rechazó por insuficiente.
Sobre las 10 de la noche (hora española) se conoció un escueto comunicado oficial que señalaba que “los gobiernos español y argentino habían logrado un principio de acuerdo sobre la expropiación de las acciones de YPF a Repsolâ€. Poco despuíés la petrolera, remitía otro, en el que, sin desvelar el contenido del acuerdo, anunciaba que los “sometería la consideración de su consejo de administración, que deberá pronunciarse sobre sus tíérminos y condicionesâ€. A tal efecto, añadía, que lo “analizará y acordará lo que estime conveniente en exclusivo interíés de la compañía y de sus accionistas†en su reunión de mañana.
Desde España fueron movilizados el propio ministro de Industria, Josíé Manuel Soria; el presidente del primer accionista de Repsol, CaixaBank, Isidro Fainíé, y un equipo tíécnico de la petrolera integrado por Nemesio Fernández Cuesta, director general de Negocios; Luis Cabra, director de Exploración y Producción y Miguel Klingenberg, vicesecretario general y número dos de los servicios jurídicos. Por parte Argentina asistieron el presidente de YPF, Miguel Galuccio, y el nuevo ministro de Economía argentino, Axel Kicillof y por Pemex, el director general, Emilio Lozoya, que ha sido muy beligerante en las últimas semanas contra el presidente de Repsol, Antonio Brufau y su gestión.
A la vista de los antecedentes, la delegación española iba esperanzada, aunque no daba por seguro un acuerdo. Además de la oferta intermediada por Pemex, previamente, el Gobierno argentino remitió otra similar a travíés de Fainíé.
Fuentes próximas a Repsol aseguraban anoche que todo apuntaba a que Argentina parecía dispuesta esta vez a pagar por YPF el valor que el auditor tiene anotado en las cuentas de Repsol: 5.000 millones de euros. Una cifra política que Repsol podría aceptar, siempre que se tratara de cash o activos liquidos. A cambio, desistiría de reclamar el importe que, según los estatutos de YPF y la ley de expropiaciones argentina, valía el capital de YPF (unos 10.000 millones de dólares, más otros 6.000 millones de dólares por el lucro cesante de Vaca Muerta).
Pago con activos líquidos
En este sentido, el Gobierno argentino señaló en un comunicado que “tal principio de acuerdo implicará fijar el monto de la compensación y su pago con activos líquidos y que ambas partes desistirán de las acciones legales en curso.â€
Cualquier pacto Repsol-Argentina implicará la retirada del arbitraje internacional que Repsol mantiene en el Ciadi para reclamar un justiprecio por YPF, así como el resto de demandas, como la que presentó en su día contra Chevron tras el acuerdo alcanzado por la norteamericana para explotar una pequeña parte del macroyacimiento de shale de Vaca Muerta.
Repsol ha amenazado con denunciar a cualquiera que intente aprovecharse de sus activos expropiados. Precisamente, Pemex asegura que este es el motivo de su intervención en el conflicto: su interíés en invertir en Vaca Muerta. Algo que no resulta muy verosímil, dados sus problemas económicos (perdió 7.000 millones de dólares hasta septiembre) y a que tiene posibilidades de inversión en su país, en su propia vaca muerta, como se define al yacimiento de Eagle Ford.
Sea como fuere, los mexicanos habían redoblado las presiones para que España y Argentina lograsen un acuerdo y quizá, una vez firmado, se lleguen a conocer las verdaderas razones de una intermediación tan rotunda.
Ausencia de Brufau
El gran ausente en Buenos Aires fue el presidente de Repsol, Antonio Brufau. Fuentes próximas a Repsol aseguraban que se había quedado en Madrid preparando el consejo de administración del miíércoles 27, que puede ser clave. Tampoco se descarta que su ausencia hubiese sido solicitada por argentinos o mexicanos, dadas las tensas relaciones de las últimas semanas. La pasada, Lozoya llegó a poner en cuestión en sede parlamentaria las retribuciones de Brufau, una razón suficiente para expulsar a Pemex del consejo de Repsol, donde sigue sentado gracias al pacto firmado en 2011. El pacto exigía al accionista mexicano a apoyar la gestión del equipo directivo de Repsol.