Bloomberg
SHANGHAI.- Para promover su posición en China, JPMorgan Chase recurrió a una firma consultora al parecer poco conocida dirigida por una ejecutiva de 32 años de edad llamada Lily Chang.
La firma de Chang, que recibió un contrato de 75 mil dólares al mes de JPMorgan, parecía tener sólo dos empleados. Y, en apariencia, Chang carecía de la influencia y el reconocimiento de nombre público necesarios para conseguirle negocios al banco.
Pero lo que sabían los ejecutivos de JPMorgan en Hong Kong, y algunos ejecutivos de otras compañías importantes, era que “Lily Chang†no era su verdadero nombre. Era un alias para Wen Ruchun, la hija única de Wen Jiabao, que en ese entonces era el primer ministro de China, con conocimiento interno de la economía y sus instituciones financieras.
El vínculo de JPMorgan con Wen – el cual se dio en una íépoca en que el banco tambiíén invirtió en compañías ligadas con la familia Wen – no ha sido reportado previamente. Sin embargo, una revisión que hizo de The New York Times de documentos confidenciales, registros públicos chinos y entrevistas con personas conocedoras del contrato demuestra que la relación apuntó a una estrategia más amplia para acumular influencia en China: incluir a los familiares de la íélite gobernante de la nación en la nómina.
Y la influencia de la familia Wen no era sólo política. Despuíés de que el padre de Wen se unió al círculo interno de los gobernantes de China como viceprimer ministro en 1998, la familia amasó una fortuna secreta a travíés de una serie de asociaciones y vehículos de inversión, según descubrió una investigación realizada por The Times en 2012.
Ahora, las autoridades estadounidenses están investigando los nexos de JPMorgan con Wen, cuyo alias fue aprobado por el gobierno, como parte de una investigación de sobornos más amplia sobre si el banco intercambio contratos y empleos a cambio de acuerdos de negocios con compañías chinas de propiedad estatal, según los documentos y entrevistas. El banco, que está cooperando con las indagatorias y realizando su propia revisión interna, no ha sido acusado de ningún delito.
La investigación comenzó con una análisis de la decisión del banco de contratar a la hija de un funcionario ferroviario chino y el hijo de un ex regulador bancario que ahora es presidente de un conglomerado financiero controlado por el estado.
El contrato con la firma consultora de Wen, de 40 años, indica que las prácticas de contratación del banco tambiíén tocaron a los más altos círculos del poder político en China.
Su padre fue primer ministro de 2003 hasta principios de este año. Su madre ha fungido como funcionaria del gobierno que supervisa la industria de las joyas y los diamantes de la nación. Y, desde 2006, el esposo de Wen ha sido funcionario de la Comisión Reguladora Bancaria de China, según China Vitae, una base de datos en línea.
Para la firma consultora de Wen, Fullmark Consultants, el convenio de JPMorgan fue lucrativo. Mientras muchos banqueros de inversión de Hong Kong estaban ganando unos 250 mil dólares al año, JPMorgan pagó a la firma de Wen 900 mil dólares anualmente de 2006 a 2008, demuestran los registros, para un total de 1.8 millones de dólares.
JPMorgan tambiíén pareció beneficiarse de la relación. Fullmark afirmó en una carta confidencial al banco que “presentó y aseguró†un negocio para JPMorgan con China Railway Group, una compañía constructora que construye vías fíérreas para el gobierno chino. El banco fue suscriptor en la oferta pública inicial de la compañía en 2007, que recaudó unos 5 mil millones de dólares.
No se sabe si el padre de Wen desempeñó algún papel en ese acuerdo. Pero, como primer ministro, habría tenido la responsabilidad final por las compañías estatales y sus reguladores.
Los esfuerzos por contactar a Web y otros miembros de su familia fueron infructuosos. Un vocero de JPMorgan rehusó hacer comentarios. En un documento regulador previo, el banco reveló que las autoridades estaban examinando “sus relaciones de negocios con ciertos clientes relacionados en la región del Asia Pacífico y su involucramiento con los consultoresâ€.
Ejecutivos en las oficinas centrales de JPMorgan en Nueva York no parecieron estar involucrados en retener a Fullmark, una decisión que parece haber recaído en ejecutivos en Hong Kong.
Y los documentos revisados por The Times no identifican nexos concretos entre la decisión del banco de contratar a hijos de funcionarios chinos y su capacidad para asegurar codiciados acuerdos de negocios, una conexión que las autoridades probablemente necesitarían para demostrar que el banco violó las leyes antisobornos.
La Comisión de Valores y Cambios (SEC, por sus siglas en inglíés) y la fiscalía en Nueva York, que están realizando la investigación, declinaron hacer comentarios sobre el caso.
La investigación de sobornos pudiera tomar años. La SEC y los fiscales han extendido su atención a otros países asiáticos, incluidos Singapur y Corea del Sur, en busca de si las prácticas de contratación que se han vuelto comunes en Wall Street cruzaron una línea en JPMorgan.
Durante las dos últimas díécada, los bancos de Wall Street y las corporaciones multinacionales que operan en China han buscado a los llamados "príncipes rojos" para que les abran las puertas y les ofrezcan información interna sobre las políticas y regulaciones gubernamentales.
En 2006, JPMorgan estableció un programa, llamado Hijos e Hijas, según entrevistas con personas en Nueva York y China, para tener un mejor control sobre esas contrataciones. Pero documentos que el banco entregó a los investigadores demostraron que había estándares de contratación menos estrictos para los solicitantes pertenecientes a familias chinas prominentes.
El trabajo de Wen para JPMorgan fue vinculado a su compañía, Fullmark Consulting. Según los documentos revisados por The Times, Fullmark se ubicaba en el noveno piso de la Torre C2 en Oriental Plaza, un elegante complejo de oficinas y tiendas minoristas en el centro de Beijing.
Durante la última díécada, los documentos corporativos demuestran que el lugar tambiíén albergó a compañías privadas que eran controladas por o estaban afiliadas a la familia Wen. Algunas de esas compañías han tenido participaciones indirectas en Baidu, el mayor motor de búsqueda en Internet de China, y Ping An Insurance, el gigante de servicios financieros.
El aparente socio de Wen en Fullmark, y firmante en los acuerdos de consultoría con JPMorgan, era una mujer llamada Zhang Yuhong, antigua amiga y socia de negocios de la familia Wen que en cierto momento tuvo una gran pero indirecta participación personal en Ping An. Tambiíén ayudó a controlar los activos de la familia Wen en otras industrias, incluidas empresas de diamantes y joyería.
Se sabe poco más de Fullmark o sus otros clientes. Cuando JPMorgan contrató a la firma en 2006, dijeron personas informadas del contrato, la firma consultora ya había trabajado con al menos otra institución financiera importante.
El contrato de JPMorgan con Fullmark establecía que la consultora “promueva las actividades y posición†del banco en China. Según la carta de Fullmark a JPMorgan, la firma consultora tenía tres tareas principales: Ayudó a JPMorgan a conseguir el puesto de suscriptor en el acuerdo de China Railway, asesoró a JPMorgan en la formación de una empresa conjunta con una foirma de valores chinos y ofreció orientación sobre la “política macroeconómica en la China continentalâ€.
En esa carta, que no tenía fecha pero casi seguramente fue enviada al banco una vez que el contrato expiró, Fullmark declaró que no tenía “la intención de continuar con el servicio de consultoríaâ€. La carta, firmada por Lily Chang y Zhang Yuhong, citaba “razones personalesâ€.
No hay indicios en los documentos revisados por The Times de que Wen fuera intermediaria en alguno de los acuerdos o inversiones entre JPMorgan y compañías afiliadas con su familia. Y es poco claro si los empleados de JPMorgan incluso sabían de los nexos de su familia con algunas de esas compañías, porque la familia Wen a menudo mantenía participaciones accionarias secretar en compañías a travíés de vehículos de inversión poco conocidos.
Wen tambiíén mantuvo cierta distancia de los documentos de Fullmark. Su nombre no aparece en el contrato, aunque fue una de las firmantes de la carta sin fecha que puso fin a la relación con JPMorgan.
La carta, enviada alrededor de la íépoca de la crisis financiera, tenía un tono optimista. “Esperamos que JPMorgan Chase aproveche las oportunidades y llegue a ser el ganador en la crisis financieraâ€, decía.