EFE
Las autoridades federales canadienses dieron su visto bueno a la construcción de un controvertido oleoducto en el oeste de Canadá aunque impusieron más de 200 condiciones para su aprobación definitiva.
El oleoducto Northern Gateway de la empresa Enbridge, un proyecto de 6.500 millones de dólares, tiene como objetivo dirigir el petróleo de las enormes reservas de la provincia de Alberta hacia el Pacífico para su exportación a los mercados asiáticos.
Al proyecto, que cuenta con el total apoyo del Gobierno canadiense, se oponen ecologistas y grupos de indígenas por cuyo territorio circularía el oleoducto. La provincia de Columbia Británica, donde terminaría el oleoducto, tambiíén ha puesto reparos al proyecto.
Ecologistas y grupos indígenas han cuestionado la seguridad del proyecto que transportará el crudo pesado de las arenas bituminosas de Alberta, un petróleo especialmente contaminante, a travíés de algunos de las regiones más prístinas de Canadá.
Además, la terminal donde el crudo sería cargado en gigantescos buques petroleros con destino a Asia estará localizado en aguas del Pacífico, con ecosistemas especialmente sensibles a derrames y accidentes marítimos.
Pero Ottawa considera que el proyecto es vital para los intereses estratíégicos y económicos de Canadá.
El primer ministro canadiense, Stephen Harper, que es diputado en una circunscripción de Calgary, la capital petrolífera del país, ha amenazado en el pasado a Estados Unidos con vender su petróleo a China si Washington no aprueba otro controvertido oleoducto, Keystone XL.
Este oleoducto conectaría los pozos de Alberta con refinerías en Estados Unidos. Pero grupos ecologistas estadounidenses se oponen a su construcción y la administración del presidente estadounidense Barack Obama ha retrasado su aprobación.
Un panel federal canadiense dijo hoy que la construcción del oleoducto Northern Gateway, de 1.178 kilómetros de longitud, es beneficiosa para el país.
El panel tambiíén reconoció los daños que la construcción del oleoducto causará al medio ambiente y los graves peligros de derrames y accidentes.
El Gobierno canadiense tiene ahora seis meses para aprobar definitivamente la construcción del oleoducto.
Por su parte, los grupos indígenas afectados por el trazado y opuestos al proyecto han advertido que recurrirán a los tribunales para detener el proyecto.
Pero el primer ministro canadiense ha advertido que la única obligación de Ottawa con los indígenas es "consultar" con ellos el proyecto, no recibir su aprobación