Por... TOM HAYS
Una ex ejecutiva de Tiffany & Co. fue sentenciada el lunes a un año y un día de prisión por robar más de 1,2 millones de dólares en joyas de su famosa tienda en la Quinta Avenida de Manhattan, un delito que un juez calificó como un acto inexplicable de autodestrucción por parte de alguien que no necesitaba tanto dinero.
Ingrid Lederhaas-Okun se declaró culpable este año de un cargo de transportación interestatal de propiedad robada. Su abogado había solicitado una sentencia de seis meses, mientras que la fiscalía buscaba al menos tres años de cárcel.
"Lamento mucho todo lo que ha sucedido", dijo al juez llorando Lederhaas-Okun, antes de escuchar la sentencia en la corte federal de la ciudad de Nueva York. "No puedo expresar mi remordimiento suficientemente", agregó.
El juez federal de distrito Paul G. Gardephe rechazó los argumentos de los fiscales de que la acusada de 46 años de edad estuvo motivada por la codicia, señalando que ella provenía de una extracción privilegiada, ganaba 360.000 dólares anuales en Tiffany y vivía en una casa de cuatro millones de dólares en la elegante Darien, en Connecticut. Su abogado argumentó que su cliente sufría de depresión y que se resquebrajó bajo las presiones de no ser capaz de tener hijos, por no haber sido tomada en cuenta para una promoción en Tiffany y por ver desmoronarse su matrimonio.
Sin embargo, el juez Gardephe dijo que era imposible saber quíé fue lo que colocó a Lederhaas-Okun en un camino de "autodestrucción que únicamente podía tener un resultado: el desastre". El magistrado agregó que la acusada merecía más de seis meses de prisión debido al tiempo durante el que se prolongó el robo y al hecho de que ella trató de revender algunas de las joyas.
"í‰ste no fue un delito impulsivo", afirmó. "La acusada tomó muchas decisiones malas durante varios años".
Como vicepresidenta de desarrollo de producto, Lederhaas-Okun tenía autoridad para sacar joyas de Tiffany a fin de presentarlas a fabricantes potenciales para determinar costos de producción. Las autoridades argumentaron que despuíés de que la ejecutiva dejó Tiffany en febrero, la compañía descubrió que sacó 164 artículos que nunca devolvió.
Entre los objetos había varios brazaletes de diamantes montados en oro de 18 quilates, pendientes en platino u oro de 18 quilates, anillos de diamante en platino, anillos con piedras preciosas en oro de 18 quilates y pendientes de platino y diamantes.
Cuando fue confrontada por las joyas faltantes, Lederhaas-Okun aseguró que había dejado algunas en Tiffany y que algunas se habían extraviado o dañado, según un acta acusatoria. Sin embargo, una investigación encontró que Lederhaas-Okun revendió algunos de los artículos a un distribuidor internacional no identificado por más de 1,3 millones de dólares. En su casa fueron encontrados otros artículos.