New York Times News Service
DUBLíN.- En los raros días en que John Donovan visita el centro de Dublin, hay zumbido en el aire: Las calles bullen de peatones. Letreros de “vendido†cuelgan de edificios de ladrillos georgianos que habían languidecido en el mercado por años. En Silicon Docks, una zona donde se ubican Google, Facebook y otras compañías de tecnología, decenas de taxis se forman en busca de pasajeros.
Parece que Irlanda se estuviera recuperando del casi colapso económico en el que estaba. Tíécnicamente, el país se ha convertido en el primero de Europa golpeado por la crisis en salir de un programa de rescate financiero internacional.
Pero en el suburbio de Shankill donde vive Donovan, de 55 años, el auge económico está ausente. Muchos de sus vecinos apenas se las arreglan para vivir. í‰l se mudó a la pequeña casa de su madre despuíés de que su negocio de ferretería quebró durante la crisis. Con sus escasos ahorros, caza pichones para comer y los asa al aire libre para reducir sus facturas de gas y alimentos.
"Lo hago simplemente para vivir", dijo Donovan. "El pueblo irlandíés ha soportado un periodo horrible. El gobierno debe retirar sus pies del cuello de la nación".
El severo programa de austeridad del gobierno irlandíés fue una condición para el salvavidas de 67 mil 500 millones de euros (92 mil 900 millones de dólares) que recibió en medio de una grave crisis bancaria. Pero en parte debido a los pronunciados recortes, Irlanda ha recuperado la confianza de los inversionistas y ya no necesitará depender de los príéstamos internacionales. Ahora puede pedir prestado dinero en los mercados financieros a tasas de interíés bajas. Pero aún debe pagar la mayoría de los príéstamos que ha recibido, un proceso que pudiera tomar díécadas.
Aunque ha sido doloroso para los ciudadanos de Irlanda, es un logro que los líderes europeos están elogiando como un signo de que Europa está dejando atrás lo peor de una crisis de cinco años. Y como Grecia, Portugal y Chipre siguen pasando apuros para salir de sus rescates multimillonarios en euros, Irlanda está siendo exhibida como nada menos que un símbolo de la recuperación.
Los inversionistas internacionales se han sentido impresionados con la capacidad del país para mejorar sus finanzas. El interíés sobre su bono de 10 años se ha reducido a 3.5 por ciento desde 14.5 por ciento. Los titulares de los periódicos anuncian cientos de nuevos empleos cada semana, especialmente en tecnología. Un pequeño renacimiento se está dando incluso en la construcción, que implosionó cuando la economía del tigre celta entró en la quiebra.
Pero el rigor requerido para llegar ahí ha sido doloroso. El gobierno redujo el gasto en 30 mil millones de euros, casi 20 por ciento del producto interno bruto, en uno de los programas de austeridad más grandes que se haya dado en cualquier parte. Se introdujeron nuevos impuestos. Los salarios de los empleados públicos fueron reducidos en alrededor de 20 por ciento, y le siguieron recortes en los beneficios de desempleo y beneficencia. La cuenta por el rescate de los bancos de Irlanda ha ascendido a casi 10 mil euros por cada ciudadano irlandíés.
"Irlanda es lo más cercano a una historia de íéxito que tienen los líderes europeos", dijo Simon Tilford, economista en jefe del Centro para la Reforma Europea en Londres. "Pero realmente no soporta el escrutinio, porque hay una enorme caída en la economía interna y los niveles de vida".
Martin Brennan gana 9.50 euros por hora limpiando un hospital cerca de su casa en el suburbio de clase obrera de Drimnagh en Dublín, y su esposa recibe 380 euros trabajando tres días a la semana en un empleo administrativo en una universidad. Despuíés de comprar comida y pagar las facturas, les queda poco dinero para su familia de cuatro integrantes.
Con los impuestos sobre la propiedad y el ingreso vinculados con el rescate, no nos queda nada, dijo Brennan.
Esas penurias persistirán mucho despuíés de que Irlanda salga de su rescate. Como aún será necesario el rigor financiero para mantener la dignidad de críédito de Irlanda, el Primer Ministro Enda Kenny está planeando añadir 2 mil 500 millones de euros adicionales en recortes de gasto y nuevos impuestos el año próximo.
El ministro de finanzas Michael Noonan dijo que Irlanda estaba tratando de "hacer crecer la economía, crear empleos y hacer frente a los niveles de desempleo inaceptablemente altos".
Se espera que el crecimiento se recupere a 1.8 por ciento en 2014. El desempleo sigue siendo alto en 12.8 por ciento para el trimestre pero está declinando despuíés de que la economía añadió 58 mil empleos este año.
Sin embargo, Irlanda debe apegarse a las metas fiscales, dijo. La deuda, en 123 por ciento del producto interno bruto, debería caer una vez que Irlanda salga del rescate. El díéficit, que se ha contraído a 7.5 por ciento del PIB respecto de 30 por ciento en 2010, tambiíén debería seguir declinando.
Conforme las medidas de austeridad han avanzado, el número de personas que pasan momentos difíciles ha aumentado. Los desamparados han crecido en casi 20 por ciento desde 2010. Un estudio realizado por Growing Up in Ireland, que da seguimiento a 11 mil familias con niños pequeños, encontró que 67 por ciento no podían permitirse pagar sus necesidades básicas y estaban retrasadas en el pago de sus facturas de servicios públicos, de renta y de su hipoteca.
El gasto del consumidor se ha mantenido sin cambios. Para el final del tercer trimestre de este año, 18.5 por ciento de los dueños de casas habían incumplido el pago de su hipoteca y 12.5 por ciento estaban retrasados en sus pagos por tres meses o más, según el banco central. La mitad de todos los príéstamos a medianas y pequeñas empresas tambiíén tenían retrasos de pagos.
Más de 200 mil de los 4.6 millones de habitantes de Irlanda han emigrado desde 2008. El desempleo juvenil es de 28 por ciento. Más de 60 por ciento de quienes buscan trabajo han estado sin empleo durante un año o más. Y 20 por ciento de los niños viven ahora en hogares donde ninguno de los padres trabaja, la tasa más alta en la Unión Europea.
Donovan se afanó para recuperarse de la quiebra. Pasó de poseer una casa de cinco recámaras, barcos y autos a buscar la manera de sobrevivir.
Despuíés de recuperarse de la depresión, entró en un programa de nueva capacitación del gobierno y obtuvo títulos de maestría en derecho y administración de empresas. Pero de los mil 583 currículos que ha enviado, solo se han materializado cuatro entrevistas.
"Había empleos, pero nadie quiere contratar a un hombre de 55 años", admitió.
Eventualmente, un amigo con un negocio de suministros para construcción le dio un puesto como practicante. Con un salario de 22 mil euros al año, no pagaba mucho más que el programa de beneficencia.
"Pero quiero trabajar", aseguró.
Aunque Shankill parece próspero –el lugar se ubica a sólo 10 minutos de donde la mansión de Bono, el vocalista de U2, domina el Mar Irlandíés -, Donovan contó que alrededor de 10 por ciento de los 17 mil habitantes tenían hipotecas superiores al valor de sus viviendas. Sus vecinos, que eran constructores, limpiadores y floristas, perdieron sus empresas, y el dueño de la taberna cerró dos de sus tres locales.
La austeridad está exprimiendo a la mayoría de la gente que Donovan conoce.
"El gobierno, en un momento de locura, ha cargado a cada hombre, mujer y niño con una deuda de la que nunca podremos escapar", aseguró. "Estamos aplastados".
Brennan, el empleado de hospital, piensa lo mismo. Sabe que el gobierno está afanándose por arreglar la economía, pero no espera ver alguna mejoría en lo que le resta de vida.
"Ya hemos tratado de vivir cinco años con nada", dijo Brennan. "Si presionan mucho más, nos matarán".