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Los ven en el metro, en los autobuses, incluso cuando caminan por la acera: películas cortas de bajo presupuesto, muy populares y accesibles a cualquier que tenga un smartphone en China.
Las micropelículas, que se suben a páginas de internet y portales locales, ofrecen temas que no se presentan en los cines del país, estrictamente censurados. Y gracias a los telíéfonos que graban videos y programas de edición básica de video en computadoras, cualquiera puede ser cineasta.
"La barrera para hacer una película ha bajado tanto que se ha convertido en una forma democrática de expresión" dijo el crítico chino de cine Raymond Zhou.
El gíénero de micropelículas, por lo general menos de 40 minutos, ha despegado en China en los últimos años, poniendo a prueba los límites de lo que puede mostrarse, como obras sobre los gíéneros y la homosexualidad. Pero sufre de la autocensura que el gobierno exige a los portales de video y las micropelículas no son abiertamente políticas.
Lo que comenzó fundamentalmente como una afición entre los empleados de clase media apasionados del cine, se ha convertido en algo cada vez más profesional y rentable, y el contenido se ha desviado a temas pedestres y manidos porque los productores buscan a una audiencia urbana de alrededor de 20 años.
El sexo y las payasadas dominan ahora el gíénero, lo contrario del cine independiente chino de decenios anteriores, que se centraba en el comentario social sobre personas en lo más bajo de la escala social, dijo el documentalista chino Jun Ren.
"La generación de las micropelículas es decepcionante", dijo Jun.
Entre las mejores ofertas están las del director Sun Zhendong y un equipo de producción que desea atraer acuerdos de colocación de productos y un contrato lucrativo con un portal de videos creando una marca alrededor de una serie de cortos con un personaje que tiene aventuras torpes al estilo de Mr. Bean.
Sun y su equipo de ocho personas estaban grabando un episodio de "Las vergonzosas aventuras del Sr. Ball" hace unos días en un lugar no revelado en una calle residencial del norte de Beijing. La grabación fue interrumpida por un hombre que quería lavar su carro.
"A la gente le encanta mirar las micropelículas en dispositivos móviles", dijo Sun.
El primer episodio de la serie, en que el protagonista tiene problemas con un salvavidas inflable en una piscina pública llena de jóvenes atractivas en biquini, ha sido visto más de 6.5 millones de veces en un portal. El productor Wu Xuejun dijo que espera que el episodio de 15 minutos genere entre 600 y 700 millones de yuanes (entre 100 mil y 115 mil dólares) de la colocación de productos.
Algo diferente a lo tradicional
Los cines tradicionales en China ofrecen películas de amor o guerra, quizás un par de íéxitos de Hollywood. Y los programas de televisión están llenos de dramas de soldados o problemas familiares.
En internet, las micropelículas tocan temas a veces sensibles: una mujer que escribe un libro sobre la masculinidad y duerme con varios hombres a manera de investigación, un maestro de piano que contempla una relación gay con el novio de la hermana de un alumno, un pandillero que se pelea con otros, los apuñala y los mata a tiros. Algunos observadores incluso consideran micropelículas las grabaciones granulosas de protestas y los daños causados por los terremotos.
"No cabe duda que el fenómeno está redefiniendo quíé es cine y ofrece algunas alternativas, a veces intrigantes y otras subversivas, a las películas tradicionales", dijo Zhen Zhang, profesor de Cinematografía de la Universidad de Nueva York.
Con las micropelículas no se necesita que el gobierno apruebe el tema o le otorgue una licencia para filmar.
Las micropelículas ofrecen un espacio de "expresión personal creativa", dijo Paola Voci, conferencista de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda y profesora de producción de documentales y videos en China.
"Es más una herramienta para expresar la creatividad individual, y eso en sí es relevante en una sociedad como China", donde la creatividad no se estimula en las escuelas, dijo Voci.
Para Voci, la revolución no es necesariamente sobre el contenido de las micropelículas, porque los cineastas independientes han tocado temas controversiales anteriormente. Pero donde esas películas están en lo fundamental prohibidas en el territorio continental chino, esta generación de películas es accesible y visible.
"Ahora se puede pasar una película en un espacio donde, por casualidad o intencionalmente, uno la va a encontrar. Y antes, a menos que fuera un intelectual destacado o asistiera a un festival internacional de cine, no la hubiera visto", dijo.