Telefónica ha dejado claro desde el principio que quiere Canal+, pero no a cualquier precio. Al punto que su última oferta ha levantado ampollas en Prisa, que la considera una forma de excluirse del proceso. Y es que según aseguran diversas fuentes financieras, la compañía de Cíésar Alierta ha planteado desembolsar entre 500 y 600 millones por el 56% que aún atesora la editora de El País en la plataforma de pago. Una cifra considerada de derribo por la firma de Juan Luis Cebrián, que corteja un importe más cercano a los mil millones de euros.
La cuestión queda ahora pendiente del proceso de ofertas vinculantes abierto por Prisa y que concluye a finales de este mes. Si Telefónica presenta una propuesta formal similar a la que ha dejado caer en las últimas fechas a sus interlocutores de Prisa, tiene muchas posibilidades de perder pie en relación con el resto de aspirantes a tomar el control del activo. Como publicó El Confidencial, tambiíén están en la puja BSkyB, el grupo británico controlado por Rupert Murdoch; Vivendi, dueña de Canal+ Francia; Al Jazeera, cada vez con más peso en Europa, y Liberty Global, multinacional estadounidense que el año pasado compró Virgin Media por 23.300 millones de dólares.
Aunque desde hace meses Telefónica parece situarse en la pole position para hacerse con Canal+, los últimos episodios del culebrón han abonado una desafección de consecuencias imprevisibles. No en vano y como admiten fuentes conocedoras de las conversaciones, Alierta y el propio Cebrián han dado por cerrada la transacción en manos de una ocasión. Sin embargo, los problemas han surgido al bajar al terreno en el ámbito operativo, sin duda por una cuestión de precio. El primer planteamiento de Telefónica hace ya meses, entre los 800 y 900 millones de euros, abría la puerta a un acuerdo. La propuesta actual no tiene apenas chance.
El movimiento a la baja ha molestado especialmente en Prisa, en tanto se produce en paralelo a una ofensiva en la compra de contenidos premium por parte de Telefónica, en su afán por relanzar su propia televisión, esto es, Movistar TV. Aunque fuentes próximas a la teleco dejan claro que la multinacional no puede esperar por Canal+ y que su apuesta es estratíégica para atraer nuevos clientes en ofertas convergentes, lo cierto es que el paso al frente casa mal con el interíés por la plataforma de pago. Desde la firma de los Polanco se ve como una forma de presión, si no como una traición.
Piedras sobre su tejado
La cuestión se agrava a los ojos de Prisa si se tiene en cuenta que Telefónica ya posee un 22% de Canal+ y su planteamiento debilita el valor de un activo en el que participa. Es más, la teleco –que ahora apuesta por la Fórmula 1 y el Mundial de futbol– se convierte en un enemigo temible a medio plazo, con un músculo financiero fenomenal a la hora de competir por programas, tanto deportivos como de entretenimiento. Para más señas sobre lo ajustado de la oferta, la cuota que actualmente la compañía atesora en la plataforma fue adquirida a finales de 2010 por 500 millones de euros, aproximadamente la misma cuantía que ahora pretende desembolsar por el 56% y el control de la sociedad.
Más allá de las razones políticas, hay argumentos para hilar fino. La propia Prisa admitía esta semana, en una carta remitida al Comitíé de Empresa para justificar un nuevo ajuste laboral, que el contrato firmado con Mediapro para la explotación del fútbol no estaba generando ríéditos a la compañía, que ha registrado píérdidas operativas de 54,8 millones hasta septiembre. “Esta situación obedece al incremento de los costes de programación consecuencia de los derechos del fútbol, que no resultan compensados por la generación de ingresos y ventas a otros operadoresâ€, exponía la carta. Un reconocimiento capaz de amilanar a cualquier comprador que no estíé ya asustado por la evolución del número de abonados.
Los números cantan. Prisa ya se vio obligada a provisionar en el primer semestre de 2013 la friolera de 207 millones de euros por el deterioro de la plataforma de pago, en pleno desplome del consumo y con una subida del IVA del 8% al 21%. En 2012, la sociedad ya había tenido que consignar otros 294 millones por el mismo concepto. En paralelo, la cifra de suscriptores coquetea con los 1,6 millones, lejos de los dos millones que en otra íépoca superó. Con el pacto con Telefónica en el alero, la propietaria de la Cadena SER volverá la vista a sus otros pretendientes. Falta por ver si el Gobierno de la ‘no intervención’ en medios se siente cómodo con una Al Jazeera en el sector. Sólo hay que esperar y ver.