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Un grupo ecologista manifestó hoy preocupación por la posible llegada de combustible bituminoso a zonas de Estados Unidos que luchan contra el cambio climático, a travíés del nuevo tramo del políémico oleoducto canadiense Keystone XL.
La empresa TransCanada comenzó el miíércoles pasado a enviar petróleo por el canal Gulf Coast Project, que es la porción más meridional del Keystone y distribuye crudo desde una localidad de Oklahoma hacia refinerías de Texas.
Según el Consejo de Defensa de Recursos Naturales de Estados Unidos (NRDC, por sus siglas en inglíés), las regiones del noreste, el centro-este y el sur del país que en 2012 erradicaron ese tipo de carburante podrían recibir pronto un flujo considerable debido a la apertura del tramo.
"Si esos territorios no se movilizan rápido para mantener la energía limpia, entonces perderán sus esfuerzos de combatir el cambio climático", dijo esa formación en un comunicado.
Las zonas amenazadas reciben petroleo y sus derivados del oleoducto construido en 2010 entre Oklahoma y la provincia canadiense de Alberta, prolífera en arenas alquitranadas.
El NRDC urgió a esas áreas exigir a las gasolineras mostrar las fuentes abastecedoras y el grado de concentración de monóxido carbono que contienen sus productos para mantener bajo control los llamados carburantes sucios.
Esa organización se suma así a otros grupos ambientalistas que critican la apertura del Gulf Coast Project.
Miembros del Sierra Club calificaron el funcionamiento del ducto como "un doloroso ejemplo del plan del presidente (estadounidense Barack) Obama: aire y agua contaminadas, contaminación de carbono y el cada vez más real envenenamiento del agua para millones de familias de Texas y Oklahoma".
Mientras, la formación NacStop señaló que planean tomar las calles tejanas en los próximos días para elevar la conciencia de la población sobre los peligros de ese proyecto para la salud humana, el entorno y los recursos naturales.
TransCanada aún aguarda por la respuesta definitiva de Washington sobre la construcción total del Keystone, que sí requiere el aval federal porque traspasa las fronteras.
Con ese obra la corporación prevíé llevar 830 mil barriles diarios del carburante bituminoso de la provincia de Alberta hasta las refinerías de Texas a travíés de las tuberías de dos mil 753 kilómetros de extensión.
Expertos, grupos indígenas y agriculatores alertan que el Keystone XL perjudicará el entorno porque la producción petrolera en suelo bituminoso genera tres veces más gases de efecto invernadero, destruye áreas boscosas y consume grandes cantidades de agua dulce.
Pero el Partido Republicano de Estados Unidos, la industria del petróleo, algunos sindicatos y el gobierno canadiense defienden el proyecto con el argumento de que creará 20 mil empleos en las dos naciones, impulsará la economía nacional y aliviará la importación del crudo desde el Medio Oriente.