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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, viaja hoy a la Universidad Estatal de Michigan, donde tras pronunciar un discurso, firmará el proyecto de ley de Agricultura valorado en alrededor de un billón de dólares.
Hace tres días, el Senado aprobó por 68 votos a favor y 32 en contra la iniciativa que reduce en más de ocho mil millones de dólares la ayuda a familias de bajos ingresos, así como los pagos directos a productores.
La semana pasada, la Cámara de Representantes sancionó la medida con el visto bueno de 251 parlamentarios y la negativa de 166.
El texto, negociado desde 2012 por demócratas y republicanos, puso fin a las subvenciones directas a los granjeros, muy criticadas debido a que se pagaban en función de la superficie cultivable, estuvieran o no sembradas, y hasta los agriculturas más ricos recibían los pagos.
Sin embargo, el recorte de las estampillas de comida resulta para algunos la parte más controversial de la iniciativa, debido a la cancelación de ocho mil millones de dólares del Programa Suplementario de Asistencia Nutricional (SNAP), lo cual se sumó a otra poda de cinco mil millones de dólares aprobada en noviembre.
Según datos oficiales, más de 23 millones de familias estadounidenses en situación precaria clasificaron para recibir los cupones SNAP en 2013, un incremento en cerca de 722 mil 675 respecto al año fiscal 2012.
El SNAP es una herramienta efectiva para evitar el hambre en los niños y evitar que las familias de bajos ingresos caigan en la pobreza. Es un salvavidas importante para los latinos porque los menores hispanos son dos quintas partes de quienes padecen hambre, criticó el Consejo Nacional de la Raza (NCLR).
Aún así, el mandatario aplaudió el acuerdo y manifestó en un escueto comunicado que la legislación "creará más empleos y protegerá a las familias más vulnerables de Estados Unidos".
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, la medida reduce en más de 16 mil millones de dólares en una díécada el gasto federal en subsidios directos y en asistencia alimentaria.
