EFE
Un consorcio entre una empresa china y dos brasileñas se adjudicó hoy la concesión para la construcción y operación de la línea de transmisión de energía que conectará la hidroelíéctrica amazónica de Belo Monte, que será la tercera más grande del mundo, con el región sureste de Brasil.
La Agencia Nacional de Energía Elíéctrica (Aneel, ente regulador) subastó hoy la concesión del proyecto que el Gobierno construye en el Amazonas, que fue ganada por el consorcio integrado por la china State Grid (51 %) y las brasileñas Furnas (24,5 %) y Eletronorte (24,5 %), subsidiarias de la estatal Eletrobras.
La subasta, realizada en la Bolsa de Valores de Sao Paulo, fue adjudicada al grupo que ofreció una menor propuesta de facturación anual por la prestación de los servicios, informó Aneel en un comunicado.
El consorcio IE Belo Monte ofreció una propuesta de remuneración de 434,6 millones de reales (unos 182,2 millones de dólares), una ganancia un 38 % menor que el techo de 701 millones de reales (unos 294,1 millones de dólares) fijado por el Gobierno.
El proyecto energíético, que desde su construcción en 2011 es motivo de políémica y debate entre el Gobierno y ambientalistas, tendrá una capacidad de generación promedio de 4.571 megavatios hora y alcanzará un tope de 11.233 megavatios en las íépocas de máxima crecida del río Xingú, en el estado norteño de Pará.
La subasta fue disputada por tres participantes, dos consorcios y una empresa, informó el órgano regulador, que precisó que la línea deberá entrar en operación entre 44 y 46 meses despuíés de la firma de los contratos.
Según las previsiones de Aneel, la concesionaria estará obligada a invertir 5.000 millones de reales (unos 2.098 millones de dólares) y generará 15.476 empleos, durante 30 años de operación.
La construcción de Belo Monte, en la localidad de Altamira (Pará) se encuentra inmersa en una disputa en los tribunales, lo cual ha llevado a la paralización de sus obras en diversas ocasiones.
La controversia radica en que organizaciones de indígenas, agricultores familiares, pescadores y ecologistas reclaman por el impacto ambiental y económico por el impacto del proyecto en la Amazonas