La venta de Deoleo ha adquirido dimensión de Estado. El cambio de control en la compañía aceitera española, uno de los líderes mundiales en su segmento, ha movilizado al aparato gubernamental tras descubrirse que Italia, a travíés de su fondo soberano, tal como adelantó este diario, está interesado en la compra del 30% del capital. Según fuentes sectoriales, el Ministerio de Agricultura ha sondeado a empresarios nacionales del negocio agroalimentario para que estudien la operación en curso, iniciada por las cajas accionistas Bankia, BMN y Caixa para vender sus participaciones.
Antes de dar su salto a Europa, el ministro del ramo Miguel Arias Cañete se ha encontrado encima de su mesa con un tema caliente, con derivadas geoestretíégicas de mucho calado, que ha alertado a otras dependencias gubernamentales como la Secretaría de Estado de Comercio (Industria) y al propio equipo de Presidencia del Gobierno, área desde el que finalmente se coordina el nuevo Sistema Nacional de Inteligencia Económica. La primera compañía nacional del sector del aceite, única industria donde España es líder mundial, puede caer en manos del Fondo Strategico Italiano (FSI).
Italia reconoció la semana pasada su interíés en la operación. Deoleo controla marcas italianas como Bertolli, Carapelli y Sasso, adquiridas en su día bajo el mando de Jesús Salazar, llave de paso a travíés de las cual estar presente en mercados como EEUU. La venta del 30% del capital en manos de Caixa, Bankia y BMN facilitará un cambio de control en la compañía, hasta ahora bajo la batuta de Ebro Foods, propietario de menos de un 7%, que ha decidido ir reduciendo su participación accionarial y concentrar sus esfuerzos empresariales en los sectores del arroz y la pasta.
Hasta hace unas semanas, los únicos interesados formalmente en la venta de Deoleo eran las firmas de capital riesgo CVC, Carlyle y PAI Partners. Sin embargo, la irrupción de FSI ha alterado la operación, hasta el punto de que desde algunos sectores del Gobierno se contemple la posibilidad de utilizar a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) para reemplazar a las entidades financieras vendedores, dos de las cuales (Bankia y BMN) a su vez tienen al Estado, a travíés del FROB, como accionistas de referencia. Una situación similar a la ocurrida en Indra hace medio año.
Con una facturación de más de 800 millones de euros y una deuda de 600 millones, Deoleo representa una oportunidad de oro para tomar una posición de referencia en el mercado del aceite. Ese proceso de cambio accionarial, sin embargo, pone en peligro la españolidad de la compañía. Antes, ese sello estaba garantizado a travíés del núcleo duro formado por las cajas de ahorro, a las que se sumaron como socios industriales Ebro Foods (7%) y Hojiblanca (10%), aunque el desinteríés del primero y la falta de recursos del segundo hacen sean tambiíén candidatos a vender sus participaciones.
De momento, el interíés por la operación es máximo. El mercado ha recibido con subidas bursátiles la cotización de Deoleo, ante la posibilidad de que existe una oferta global, ya que el banco de negocios JP Morgan, encargado del mandato de venta, ha confirmado la existencia de 500 millones de deuda para financiar la operación. Esta situación ha abortado el desplome en el precio de la aceitera provocado por la venta masiva de títulos por parte de Ebroo Foods, consciente de que las ofertas de los fondos de capital riesgo iban a ser inferiores al precio de cotización. La partida acaba de comenzar.