La metodología de los test de estríés, comunicada ayer por la EBA a los bancos españoles, incluye una sorpresa muy positiva para Popular, BBVA y Santander: las nuevas preferentes (CoCos, bonos convertibles contingentes) quehan emitido contarán para aprobar el examen al que se someterá todo el sector bancario europeo en octubre, en contra de lo que se había anunciado inicialmente. Eso concederá una mayor tranquilidad, sobre todo a la entidad que preside íngel Ron, y recuerda a 2011, donde hubo un agravio comparativo a favor del Santander, cuyas convertibles fueron las únicas que computaron entonces.
Como es sabido, para aprobar los test se va a exigir un mínimo del 8% de capital en el escenario base y del 5,5% en el estresado (que es el importante). La cuestión es quíé cuenta para llegar a este umbral. Y en principio iba a contar sólo el llamado Common Equity Tier 1 (CET1, acciones y reservas) según la definición vigente en cada uno de los años a los que se refiere el ejercicio: 2014, 2015 y 2016. Las normas de Basilea III dan un período transitorio hasta 2019 para que se practiquen todas las deducciones y penalizaciones que contemplan, pero no se van a exigir todas en los test (lo que en el sector se llama fully loaded), sino sólo las que entren en vigor en cada momento.
Sin embargo, según el documento remitido ayer, resulta que, además del CET1, se van a tener en cuenta estos instrumentos híbridos que emitieron el año pasado Popular y BBVA. Se trata de las nuevas preferentes, que no pueden comercializarse a minorista sino sólo a inversores institucionales: títulos perpetuos cuyo pago del cupón está a discreción del banco y que se convierten en capital para absorber píérdidas si se dan ciertas condiciones, básicamente que la ratio de core capital de la entidad baje de un determinado nivel, que se denomina trigger. Ahí está el quid de la cuestión: en la emisión de abril de 2013 de BBVA, este nivel se situaba en el 7%, pero se rebajó al 5,125% en la de Popular de octubre, cota en la que se ha mantenido en la nueva emisión del banco de Francisco González en febrero y en la de Santander de la semana pasada.
Se suponía que los títulos con el trigger en el 5,125% no iban a contar al situarse este nivel por debajo del 5,5% exigido para aprobar. Pero finalmente sí van a contar si el capital del banco en cuestión en el escenario estresado se queda por debajo de ese límite. Esto se explica porque a partir de ahí se convertirían en acciones y es lógico, por tanto, que cuenten como tales. Y la entrada de estos títulos puede transformar el suspenso en aprobado. Además, cuentan las emitidas este año dado que el análisis se extiende hasta 2016.
Ahora bien, esto tiene su parte paradójica: si una entidad suspende pero no llega al 5,125% –por ejemplo, se queda en el 5,3% o el 5,2%– estos títulos no se activan y, por tanto, no cambian el suspenso. "Es decir, si suspendes, te interesa hacerlo lo más cerca posible del 5%, porque, si no, no te cuentan los CoCos despuíés de pagar un coste tan elevado", según una fuente del sector que se refiere al 11,5% de interíés que tuvo que ofrecer el Popular para colocar 500 millones de estos títulos. En la emisión de BBVA con el trigger al 7% no hay ninguna duda: al tener un disparador tan elevado, cuenta siempre.
Se reduce el temor a un suspenso
Se trata de un alivio dentro de la tensión que existe en la banca española por la posibilidad de que suspenda alguna que otra entidad. Un temor que, más que de la situación de nuestras entidades, deriva de motivos políticos: "Si van a suspender bancos italianos, franceses y alemanes, el BCE necesita que suspenda tambiíén alguno español para que el ejercicio sea creíble", según un alto cargo de una entidad española. Para evitarlo, el Banco de España pidió a las entidades que redujeran en la medida de lo posible su beneficio de 2013 para destinar todos los recursos posibles a provisionar los críéditos refinanciados, como adelantó El Confidencial.
Esta victoria recuerda a la obtenida por Emilio Botín en las necesidades de recapitalización impuestas por la EBA en 2011, cuando consiguió que las convertibles del Santander –los famosos 'valores Santander'- fueran las únicas que contaran como capital. Por el contrario, Popular y CaixaBank tuvieron que convertir anticipadamente sus bonos para que computaran como capital a efectos de cubrir esas necesidades.