Ono quiere tomarse todo el tiempo que sea necesario con tal de cerrar un acuerdo de venta completamente satisfactorio para sus intereses. Y esas circunstancias todavía no se han producido. Según ha podido saber elEconomista de fuentes conocedoras de las negociaciones, existen serias discrepancias en cuanto al modo de pago. Ono sólo concibe un abono en efectivo de la totalidad del importe y Vodafone baraja otras fórmulas para liquidar una parte menor del importe. Ante esa coyuntura, Ono pretende mantener su propuesta inicial de salir a bolsa en la junta de accionistas que este jueves celebrará la compañía en su sede de Pozuelo (Madrid).
Ese rechazo provisional de Ono a Vodafone no significa que cierren la puerta a la multinacional británica, con la que seguirá en estrecho contacto durante los próximos días... o semanas. A grandes rasgos, Ono concede más tiempo para prolongar las conversaciones con Vodafone sin la presión de un plazo para alcanzar el acuerdo. No hay tantas prisas como el mercado presupone.
Al margen de lo anterior, las dos compañías seguían regateándose ofertas durante la noche de este miíércoles sin que se produjera la fumata blanca de la venta. Diversas fuentes apuntan que la suma ya superaba los 7.000 millones de euros, una cantidad en línea con las pretensiones de los accionistas de Ono. Pero la letra pequeña era la que afeaba el acuerdo.
A priori, el tiempo jugaba este miíércoles en contra de Vodafone, obligado a convencer al operador de cable con una propuesta lo suficientemente atractiva capaz de tumbar las intenciones de salir a bolsa de su Ono, plan B del operador desde el inicio de las conversaciones.
Este jueves, a las 10 de la mañana, se celebra la junta de accionistas con la propuesta de salir a bolsa en el orden del día. Si Vodafone no lo remedia en el último segundo modificando la forma de pago, Ono se vería obligado a mantener sus planes bursátiles. Pero muy mal se tienen que dar las cosas en el futuro para ver a la compañía de cable como una empresa cotizada. Pocos apuestan por ello.
Vodafone ha tomado buena nota de la experiencia vivida en Alemania, donde compró Kabel demasiado tarde, cuando la compañía ya cotizaba en el mercado bursátil germano. Ese detalle encareció la compra de Vodafone en un 30%.
Por otra parte, Vodafone considera una necesidad la eliminación de su gran punto díébil (el negocio de banda ancha fija), algo que lograría con la mayor red de cable del país, con más de 45.000 kilómetros de fibra óptica. Gracias a todo lo anterior, Vodafone se convertiría en un jugador de primerísima fila en telecomunicaciones integradas en España, con una infraestructura idónea para añadir a su móvil el acceso fijo a Internet de alta velocidad, así como de telefonía fija y de televisión de pago.
Clientes de valor
Vodafone no sólo pretende integrar una infraestructura de telecomunicaciones de gran dimensión y calidad, sino que tambiíén sumaría a su clientela un conjunto de suscriptores de alto valor. Según datos de la cablera, los ingresos medios mensuales por cliente (arpu), rondan los 52 euros, uno de los más altos del sector, sólo comparables a los de Fusión de Movistar.
La futura compra de Ono por parte de Vodafone tiene todos los visos de marcar un hito en la historia de las telecomunicaciones españolas. Sería el primer gran movimiento de la consolidación del sector en España, algo que empezó a gestarse tras el pasado verano, cuando Vodafone mostró interíés real por hacer suya la única compañía capaz de competir entre iguales con Telefónica en servicios integrados y convergentes de telecomunicaciones. Con esta adquisición en ciernes, Vodafone lanzaría un serio desafío al resto de sus competidores, especialmente Orange, que perdería un puesto en el escalafón de banda ancha fija con la nueva dimensión de la filial española del grupo británico.
Los analistas llevan meses anticipando una oleada de adquisiciones que arrancaría en cuanto Vodafone pudiera su sello en el logotipo de Ono. Por eliminación, el mercado observa a Jazztel como posible captura de Orange España, filial comprometida con su grupo para convertirse el número dos del mercado a lo largo de 2015. La multinacional francesa ya ha reconocido en diversas ocasiones su disposición a crecer a travíés de adquisiciones en sus mercados clave.
Con el previsible paso al frente de Vodafone, una vez limadas las últimas asperezas, la multinacional británica confía en convertir en papel mojado los planes de Ono de salir a bolsa. La cúpula directiva del cablero lleva mucho tiempo esperando una oferta consistente que permitiría a los fondos de capital riesgo recuperar con creces la inversión realizada hace nueve años. En el verano de 2005, el núcleo duro accionarial de Ono invirtió mil millones en una cablera que en breve prevíé multiplicar su valor, una vez descontados los 3.300 millones de euros de deuda.
Las firmas que tienen en su mano el poder de decisión son CCMP Capital (15,2%), igual que Providence Equity Patners; Thomas H. Lee Partners tiene el 9%, igual que General Electric Structured Finance; Caisse de Díépot et Placement du Quíébeq tiene el 6,8%; Multitel el 6%; Val Telecomunicaciones el 5,4%, OTPP Power Luxembourg el 4,8%, Santander el 4,4%. Tambiíén están presentes Sodinteleco (3,9%), Northwesterm Insurance Mutual Life Company (2,3%) y Bregal Co-Invests (1,4%).