Por… BEATRIZ DE MAJO C.
No puede ser de otra manera: en China el color que comúnmente se asocia a la prostitución no es el rojo como en Occidente, es el amarillo. Y la guerra para abatir la lacra amarilla, se convirtió en un objetivo para las autoridades, apenas despuntó este año.
Como todo en el país asiático, los proyectos se piensan en grande y no es solo la venta sexual lo que está en la mira oficial: las apuestas y la droga han sido incluidos igualmente en la lista de las prioridades de Beijing, desde donde se ha advertido a las autoridades regionales que el gobierno central espera resultados en el corto plazo y que habrá penalidades para quienes no se integren veloz y eficientemente a la batalla contra estos vicios.
La campaña va encaminada a penalizar no solo al usuario final de estas actividades ilegales. Toda la organización criminal que promueve estas lacras sociales está siendo perseguida de manera de conseguir la desactivación de organizadores, operadores, así como el entramado ilegal que los facilita. La localidad de Dongguan fue escogida para iniciar la cruzada policial nacional moralizadora debido a su valor simbólico. Su elevado número de lupanares y de sitios de juego, le ha valido a esta ciudad de la provincia de Guangdong, la etiqueta de la “capital del pecadoâ€. Este sitio es el reservorio de millones de trabajadores migrantes masculinos quienes acuden desde toda China en busca de ocupación, lejos de sus familias, en sus fábricas de equipos y manufacturas. Por ello la ciudad que hoy alberga a 10 millones de almas se ha vuelto el lugar ideal para la proliferación de sitios de placer, lo que incluye saunas, lugares de juego, clínicas de masajes, en los que la prostitución es rampante.
Las acciones oficiales no tardaron en mandar un serio mensaje a la población y a los líderes políticos regionales: los órganos policiales fueron los primeros en ser depurados desde sus más altos niveles y han pagado con sus cargos los funcionarios administrativos y policiales que se habían hecho de la vista gorda con el crecimiento de las actividades ilegales. En una semana se cerraron más de 2000 establecimientos que favorecían la prostitución. El resto del país entendió la lección: a miles de kilómetros de distancia el norte empezó a sumarse a la gesta gubernamental, más por temor que por convicción, ya que las redes sociales criticaron severamente las acciones emprendidas desde la capital. Primero se sumó Shenzen, otra ciudad industrial en la misma provincia, y luego ciudades como Shanghai y Hunan de inmediato entraron en la onda de depuración y las siguieron muchas otras. Miles de policías fueron movilizados en las grandes ciudades para intervenir hoteles, establecimientos nocturnos de diversión, peluquerías, centros de karaoke y baños públicos.
Para esta hora, ya se cuentan por decenas de miles los centros de juego y de entretenimiento que han sido cerrados, pero al mismo tiempo las redes de internet han iniciado una campaña viral de simpatía en favor de la legalización de la prostitución. Aún está por verse en quíé derivará la atemorizante gesta del Partido Comunista en contra de la actividad sexual profesional. Pero, los entendidos en los asuntos internos de la gran nación aseguran que el “exterminio amarillo†es solo otra campaña más para desviar la atención popular de temas bastante más sustantivos que las prácticas sexuales de la ciudadanía.
Suerte en sus vidas…