El Estado aprieta el cinturón a su personal, pero haciendo distinciones de acuerdo con las diferentes categorías laborales. No en vano, entre enero y noviembre del año pasado, el denominado tíécnicamente personal eventual (es decir, aquíél que los altos cargos, especialmente en los ministerios, designan libremente para que los asesoren) vio incrementado el gasto destinado a sus salarios un 7,5 por ciento con respecto al mismo periodo de 2012.
Así lo reflejan los propios datos oficiales, los que elabora la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), en su informe más actual. Expresado en tíérminos absolutos, antes de diciembre ya habían salido más de 32 millones de euros de las arcas públicas destinados a remunerar a personas designadas a dedo, que no han pasado por ningún proceso de selección estipulado.
La cifra en sí misma no es demasiado abultada, pero lo realmente importante es el agravio comparativo. En efecto, a ese desembolso se ha llegado tras experimentar un incremento interanual de más de siete puntos porcentuales, mientras en otras categorías profesionales se producen disminuciones notables.