Si las autoridades de competencia dan el visto bueno a la compra de Ono por parte de Vodafone, los inversores financieros que estaban en el operador español de cable van a dar el pelotazo del siglo. Los que fundaron el grupo, entre los que se encuentran Eugenio Galdón, Banco Santander, el dueño de El Pozo o la familia valenciana Domenech, se van a apuntar una plusvalía del 100% o más de lo invertido, según aseguran fuentes financieras.
Para calcular el beneficio particular de cada uno de los inversores, a los 7.200 millones de euros comprometidos por Vodafone hay que restar los 3.300 millones de la deuda que arrastraba Ono, por lo que el valor real del grupo presidido por Josíé María Castellano es de 3.900 millones. Esa es la referencia que se toman para saber cuánto han ganado o perdido unos accionistas a los que la paciencia les ha premiado con mucha generosidad.
Entre los más beneficiados está Eugenio Galdón, el que fuera fundador en 1998 y presidente de la compañía hasta noviembre de 2008. El ejecutivo tiene un 5% de la empresa de telecomunicaciones a travíés de Grupo Multitel, una participación que tiene valorada en libros en apenas 24,4 millones netos. Con el precio ofrecido por Vodafone, ese paquete vale 195 millones, por lo que la plusvalía neta asciende a 170,6 millones. El mayor tenedor de Multitel es una sociedad domiciliada en Luxembrugo, por lo que el fisco español no sacará mucho provecho a la operación.
Además, Galdón, que cuando fue relevado recibió una indemnización de tres millones de euros, es propietario de una tercera parte de Val Telecomunicaciones. Un vehículo fiscal que reúne los intereses de inversores tan dispares como Unicaja, Casa Kishoo –propiedad del conocido inversor Ram Bhavnani–, Grupo Fuertes (dueño de El Pozo) BNP Paribas, Liberbank y la familia valenciana Domenech, editor del diario valenciano Las Provincias.
Esta sociedad tiene un 5,4% del capital de Ono, que en su última memoria anual estaba valorada en libros en 109,5 millones tras reconocer un deterioro de 29,71 millones. Los accionistas de Val, que entraron en el capital con una valoración neta de deuda de 2.000 millones de euros, obtendrán ahora 206,7 millones, casi el doble de lo invertido.
Los que entraron en 2005, cuando Ono adquirió Auna por 2.251 millones, lo hicieron ya a una tasación algo más alta, según distintas fuentes que la cifran en 2.800 millones. Entre aquellos inversores están CCMP, fondo de JP Morgan Partners, Providence Equity y Thomas H. Lee Company, que tomaron cada uno el 15% del capital. GE Capital y Quadrangle Group compraron entre un 8 y un 9% por barba. Entre los cinco aportaron 1.000 millones por el 63% de un capital por el que ahora conseguirán 2.457 millones brutos, cantidad a la que tendrán que descontar la aportación inicial, otras ampliaciones de capital realizadas posteriormente y el deterioro registrado en ejercicios precedentes, así como líneas de críédito intragrupo.
Para la operación de Auna, el grupo solicitó una financiación sindicada de 3.500 millones, de los que 3.100 eran un príéstamo concedido por ABN AMRO, Calyon, Fortis Bank, Banco Santander, Instituto de Críédito Oficial (ICO), Royal Bank of Scotland, Ahorro Corporación Financiera, Sociíétíé Gíéníérale, WestLB, Caixa Catalunya, SabadellAtlántico, Banesto, Rabobank y JP Morgan, Una deuda que fue refinanciada en 2012 y que ahora asume Vodafone tras hacer muy ricos a los pacientes inversores de Ono.
Tambiíén lo serán un grupo reducido de directivos, que tenían un premio gordo en forma de Plan de Incentivos a Largo Plazo sobre 49,45 millones de acciones, lo que representa cerca de un 3% del capital de Ono. Esta participación asciende ahora a 216 millones, por lo que la plusvalía es más que considerable porque, además, una cuarta parte de esas stock options son totalmente gratuitas.