Tras la venta de ONO a Vodafone, la salida a bolsa más esperada del momento es la que quiere llevar a cabo el fondo de capital riesgo Carlyle con Applus+. Sin embargo, puede terminar ocurriendo como con la operadora y que el estreno en el parquíé nunca llegue a producirse.
Según ha confirmado El Confidencial con tres fuentes conocedoras, los dueños de la compañía de certificación trabajan con un dual track, tíérmino con el que se conoce en la jerga del sector la operativa consistente en trabajar al mismo tiempo en una salida a bolsa y en una venta directa.
Con este paso, la compañía oficializa lo que hasta ahora era un deseo de los grandes fondos internacionales, que llevan meses llamando a la puerta de la empresa de certificación, intentando echar por tierra el estreno en el parquíé, y abre la puerta a vivir una batalla empresarial similar a la vista en ONO.
Desde Carlyle rechazan hablar de negociaciones formales, pero la realidad es que ha recibido y analizado al menos tres ofertas -BC Partners, Cinven y Advent-, una de ellas con vocación vinculante y por un importe capaz de poner los dientes largos al gigante del capital riesgo.
Y es que, para poder tener la mínima posibilidad de salir adelante, los potenciales compradores necesitan poner sobre la mesa un cheque de al menos 2.000-2.500 millones de euros, ya que íéste es el listón que ha marcado el Carlyle para empezar a hablar de una posible venta directa.
La OPV sigue siendo prioritaria
Las mismas fuentes que confiesan el arranque oficial del dual track tambiíén señalan que la prioridad para la compañía catalana continúa siendo salir a bolsa, pero la insistencia de los fondos y el íéxito de ONO, que acabó consiguiendo 7.200 millones con la venta directa, han casi forzado a Carlyle a trabajar al mismo tiempo en los dos frentes.
En el terreno del estreno bursátil, y a pesar de las ofertas en firme sobre la mesa, se espera que en los próximos días se conozca el folleto de la OPV, con el cual está trabajando ya la CNMV -Comisión Nacional del Mercado de Valores-.
El objetivo de Carlyle con esta operación es maximizar el beneficio, para lo cual, si finalmente saliera Applus+ a bolsa, lo haría con la colocación inicial de un paquete de acciones, abriendo así la puerta a posteriores ventas. Para ello, ha contratado como banco asesor a Rothschild y como entidades colocadoras a Morgan Stanley y UBS.
En principio, la operacion está diseñada sin tramo minorista y, según las fuentes consultadas por El Confidencial, en el supuesto de que termine llegando a buen puerto esta opción, no será hasta mayo cuando Applus+, que emplea a 18.000 trabajadores y está presente en 60 países, salte al parquíé.
La propia presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, habló hace pocos días de que había en marcha cinco procesos de salida a bolsa para este primer cuatrimestre, uno de los cuales se interpretó en todo el mercado que era Applus+. Sin embargo, la irrupción de la posible venta directa y las ofertas presentadas han jugado en contra de que la compañía catalan se estrene en el parquíé antes de terminar abril.
Doble esfuerzo, doble beneficio
Aunque un dual track incrementa los costes frente a trabajar en exclusiva en una OPV, cuenta con la ventaja de que si se consigue cerrar una venta directa al precio deseado, se esquiva toda la burocracia y el mayor desgaste que supone un estreno bursátil. Además, como se ha visto en ONO, el hecho de trabajar en dos frentes suele reportar finalmente mayores ingresos.
Carlyle es el principal accionista de Applus+, con un 75% del capital, mientras que otro 22% está en manos de inversores catalanes, entre los que destaca Catalunya Banc, con un 10%, y el resto se lo reparten empresarios como Carlos Kinder, Juan Manuel Soler, BBVA y Bankia. Estas dos últimas entidades heredaron sus paquetes respectivamente de Unnim y la familia Sanahuja.